martes, 24 de junio de 2014

SAN GUILLERMO DE AQUITANIA Y EL CONVENTO DE CASTIELFABIB (y II).

Acerca del convento de san Guillermo en Castielfabib: 
notas para una aproximación al origen del complejo conventual 
y a su titular.



Viene de: 


            San Guillermo en la devoción castielfabiense.
         Según el agustino fray Jaime Jordán (1704), san Guillermo de Aquitania fallece en Castielfabib en 1157... No obstante, hasta finales del siglo XIV (12 de mayo de 1393) no encontramos ningún documento o tradición que vincule al santo de Aquitania con nuestra villa. De ahí que nos preguntemos, ¿de dónde procede la devoción de los castielfabienses por san Guillermo?

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Representación del rey de Aragón Juan I el Cazador (1350-1396) -también conocido como el Amador de toda Gentileza-, que sancionó los Estatutos de la Cofradías "Santa María" y "Señor san Guillermo" de Castielfabib y "Virgen María" y "Señor san Pedro" de Ademuz [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

En la mencionada fecha de mayo de 1393 -cuando Juan I el Cazador (1350-1396) aprueba los estatutos de las Cofradías Santa María y Señor San Guillermo de Castielfabib-, vemos aparecer por primera vez una relación clara y directa entre el santo de Aquitania y Castielfabib.[1] Poco antes se habían aprobado las Cofradías Virgen María y Señor San Pedro de Ademuz –el 20 de marzo de 1393-.
            En el texto de aquellos estatutos se dice (lo reseñado en rojo es mío):

  • Primerament que com los singulars de la dita universitat en temps passat per reverencia de la santa Trinitat de la humil verge madona Santa Maria e de tota la cort celestial haguesen e tenguesen algunas honestes e caritatives confraries ço es de la dita vege Madona Sant Maria de Sant Guillem e daltres les gracies privilegis e concessions de les quals e capitols daquellas per antiquitat del temps passat, e per lo cremament robament preso e destruccio que per lo Rey don Pedro de Castella fou feyt per dues veus en la dita vila en temps de la guerra la qual injustament e mala feya contra lo molt alt senyor Rey en P. dalta recordacio pare de vos senyor son stats cremats romputs e perduts per la qual raho los dits singulars de la dita villa confrares de la dita Confraria ignorantment e grossera continuant lo us antich de les dites confraries a bona fe e bona intencio e proposit havien usat e seguit les dites confraries segons los antichs lurs precessors haurien feyt suppliquen per ço la dita universitat consell singulars e confrares de les dites Confraries que sie merce de vos senyor a superabundant cautela remetre perdonar absoldre e deffinir los dits singulars confrares de qualsevol de les dites confraries de tota accio questio peticio e demanda civil e criminal que per vos senyor o fisch vostre pogues esser feta contra los dits confrares e bens lurs raho e causa de les dites Confraries per qualsevol causa o raho de tot lo temps passat tro al present dia de vuy.[2]

          El párrafo viene a decir que los vecinos de Castiel tenían varias antiguas cofradías, “Madona Sant Maria (y) Sant Guillem” y otras, cuyos estatutos (gracias, privilegios, concesiones y capítulos), por razón de su antigüedad “e per lo cremament robament preso e destruccio que per lo Rey don Pedro de Castella fou feyt per dues veus en la dita vila en temps de la guerra” –se refiere a la Guerra de los Dos Pedros (1356-1369) habida entre Pedro I el Cruel (1350-1369) de Castilla  y Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) de Aragón .[3] Aquella guerra tuvo lugar en varias etapas, con intervalos de paz o treguas entre ellas: Deza-Terrer (1361), Murviedro (1363) y paz de Almazán (1375). El texto de las nuevas cofradías aprobadas por Juan I el Cazador (1387-1396) de Aragón confirma que dichas hermandades ya existían antes de la guerra, datando probablemente de las primeras décadas del siglo XIV. Dicho de otra forma, la Cofradía de san Guillén y por ende la veneración del santo aquitano data por lo menos de esa época, primera mitad del Trescientos

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Representación de Pedro IV el Ceremonioso de Aragón (1336-1387)
 [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

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Detalle de la estatua orante de Pedro I el Cruel de Castilla (1334-1369),
en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

            Cabe preguntarse, ¿qué eran las cofradías bajo medievales, cuál era su función? Las cofradías o hermandades eran asociaciones vecinales de ayuda mutua, creadas para asistirse en la enfermedad y en el trance de la muerte; esto es, una mezcla de seguridad social y entidades caritativas, a la vez que de pompas fúnebres, cuya misión fundamental era garantizar a sus miembros o cofrades (hombres, mujeres y sus familiares) una muerte asistida y un entierro cristiano.
            La restauración de las Cofradías de la Virgen Santa María y del bienaventurado San Guillermo constituye un hito en la organización social de la villa, además de servirnos para establecer una cronología historiográfica en torno a los orígenes de la devoción de los castielfabienses por san Guillermo. Propiamente, en el capítulo primero de su reglamento se establece (la negrita es mía):
  • Primerament que cascun any cascuna de les dites confraries de Madona Santa Maria e del beneventurat senyer sant Guillem e los confrares daquelles per tots temps cascum any puxen convenir e ajustarse quantes vegades los plaura en les esgleyes de Madona Santa Maria los confrares daquella e en la esgleya de Sant Guillem los confrares daquella o en altre loch honest per elegir majordomens o majorats de cascum de les dites Confraries a la ordinacio manament e voluntat de les quals majordomens [...].[4]
            Cuya traducción dice:
  • [...], que cada año cada una de las mencionadas cofradías [...] y los cofrades de las  mismas en adelante puedan cada año convenir y ponerse de acuerdo, cuantas veces les plazca, en la iglesia de la Virgen Santa María [probablemente Nuestra Señora de los Ángeles, la parroquial] los cofrades de esta y en la Iglesia de San Guillermo los cofrades de aquella –o en otro lugar honrado- con el fin de elegir mayordomos o mayorales de cada una de las mencionadas cofradías, bajo la jerarquía, mando y voluntad de dichos mayordomos; los cofrades [...].[5]
            

La importancia del párrafo es sustancial, en tanto permite comprobar que a la fecha del documento –12 de mayo de 1393- ya existía una iglesia bajo la advocación de san Guillermo, cuya ubicación podría ser perfectamente la misma cuyas ruinas pueden todavía contemplarse. Aunque las ruinas actuales corresponden al orden barroco, su fábrica fue inicialmente gótica, como lo demuestra alguna arcada apuntada del lado de la epístola que aún se conserva, lo que evidenciaría una iglesia más antigua. La hechura y ornamentación barroca correspondería a alguna remodelación de la iglesia primitiva, llevada a cabo durante el siglo XVII-XVIII.
            Como se anota arriba, la iglesia Virgen Santa María interpretamos que pudiera corresponder a la parroquial Nuestra Señora de los Ángeles, aunque no podemos afirmarlo de forma categórica, pues también podría referirse a la ermita de Nuestra Señora de Gracia, ya que en la Relación de rectorías y vicarías del Rincón de Ademuz hecha en tiempos del obispo don Gaspar Jofre de Borja (1530-56), se dice que la iglesia de Castielfabib tiene por titular a “Santa María” –la misma advocación genérica que adjudica a las iglesias de Torrealta y Torrebaja-.[6] No obstante, durante el pontificado de don Diego Serrano de Sotoyamor (1641), la iglesia parroquial de Castiel ya se hallaba bajo su título actual Beatissime Virginis Mariae Angelorum.[7] En cualquier caso, se trata de cuestiones de difícil elucidación. Lo que parece claro, sin embargo, es que a la fecha de la restauración de las cofradías (1393) ya existía en Castielfabib una “esgleya de Sant Guillem”, esto es, un templo bajo la advocación de san Guillermo -lo que apunta en el sentido de una temprana devoción al santo aquitano-. ¿Se trata de la misma iglesia que -según Jaime Jordán (1704)- mandó construir Gregorio X (1227-1241) en el lugar donde presuntamente se hallaba enterrado el santo? Lo ignoramos, aunque parece poco probable. Nada se dice tampoco de un convento o monasterio, que, según veremos a continuación, comenzaría a construirse a finales de ese mismo año o principios del siguiente...


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Ruinas de la fachada de la iglesia conventual de san Guillermo en Castielfabib (Valencia),1995.

            La orden de los ermitaños de san Agustín y el convento de san Guillermo de Castielfabib.
           Existe otro documento de fecha 1 de abril de 1394, por el que el mismo rey de Aragón -Juan I el Cazador (1387-1396)- concede autorización al prior y religiosos de la “Orden de Hermitaños de San Agustín” para adquirir y poseer bienes de realengo en Castielfabib. La venta de bienes reales por los municipios estaba prohibida, de ahí que precisaran una autorización. Dicho registro es coetáneo del anteriormente citado, por el que el mismo rey concede privilegio para la restauración de las cofradías Santa María y San Guillén. Se trata pues de dos acontecimientos señeros que se producen en dos años sucesivos: mayo de 1393 y abril de 1394. Ello induce a pensar que en aquellos momentos finiseculares –años noventa del Trescientos-, la villa de Castiel disfrutaba de un periodo de concordia y relativo esplendor. Aunque la fase de máxima prosperidad de la Corona de Aragón quedaba lejos, ya que corresponde a los años 1250-1350 (Josep M. Salrach, 1995).

            El registro en cuestión dice lo que sigue (la negrita es mía):
  • Nos Juan, rey con la veneración de Dios Omnipotente y del beato Agustín/ confesor y doctor eximio al que con singular devoción reverenciamos, a tenor/ de la presente a vosotros, religiosos y estimados nuestros, al Prior y a los Hermanos del Monasterio de la Orden/ de los Heremitas de San Agustín, porque proponen edificar en la villa de Castro Fabib,/ concedemos a los presentes y a los futuros pleno poder para que se desarrollen/ y, a pesar de los fueros y privilegios o disposiciones del Reino de Valencia/ que prohíben que los bienes de realengo en la ciudad y en el Reino de Valencia/ puedan ser vendidos ni transferidos o alienados (vendidos o hipotecados), vos y vuestros sucesores podáis/ tener y poseer para todos los religiosos y clérigos de dicho Monasterio casas propias, viñas, campos,/ huertos u otras posesiones o donaciones que vengan de la devoción o igualmente/ de cualquier persona que a vosotros o a dicho Monasterio diera o legara o que a vos/ o a dicho Monasterio igualmente transfiriera en dicha villa de Castro Fabib y en sus términos/ y siempre que, entre todas las cosas, su estimación, valor o precio/ no excedan las cien libras Reales de Valencia para que a nos o a nuestro directo dominio/ afecten lo más mínimo. A vosotros, pues, dichas casas, viñas, campos, huertos u otras/ posesiones que haga cualquier persona a vosotros o a dicho Monasterio darán/ y legarán o lo que es lo mismo: a vosotros o a dicho Monasterio traspasarán hasta el valor/ o precio de las dichas cien libras rogando que el mismo sea amortizado y que las amortizaciones/ se hagan en nuestros tiempos. Queremos y mandamos por este Monasterio que perduren para siempre/ por el normal honor real según el fuero de Valencia; y si por casualidad/ vosotros o vuestros sucesores en dicho Monasterio de dichas casas, viñas,/ campos, huertos u otras posesiones o beneficios renunciarais o/ renunciaran, como por ejemplo, cediendo los árboles a los que se tenga derecho,/ vosotros, o ponéis recurso a aquellos o que pasen al juez/ que delibera sobre los que se compran nuestros derechos para que de cualquier modo evite todo aquello/ que de esto pueda derivarse por ser nuestras dichas posesiones y los réditos, adquiridas/ y adquiridos totalmente por nuestro fisco y bajo esta condición y no de otra manera esta concesión/ se ha de considerar rigurosa. Vosotros tendréis a vuestro servicio todo esto por autorización nuestra/ y de nuestra casa real. Debéis interceder en las Misas o en las demás oraciones ante el Señor/ Jesucristo rogando que este patronato real y su encomienda tengan éxito ante el gober-/ nador y el baile general del Reino de Valencia, ante la justicia de dicha villa de Castro/ Fabib y ante todos y cada uno de los oficiales, jueces ministerios nuestros/ presentes y futuros a los que desea y establece que la concesión, licencia/ y amortizaciones nuestras y todas y cada una de las demás cosas suscritas/ las tengan y observen firmemente y hagan que sean tenidas y observadas y en nada se vaya en contra/ ni permitan que se vaya por ninguna razón: imponiendo ante cualquier idea/ que con dichos fueros y privilegios o compensaciones derivadas de estos, aunque/ se trate de donaciones, legados o transferencias, se proceda con justa/ prudencia del modo que fueran requeridos./ En testimonio de la cual cosa/ mandamos que ésta fuera hecha y con el sello común de nuestro magistrado pendiendo./ Fechada en/ Valencia el primer día de abril del año de la Natividad del Señor 1394./ 8º de nuestro reinado./ Signo de Juan rey.[8]

Autorización para poder adquirir y poseer bienes de realengo, concedida al prior y religiosos del monasterio de la "Orden de los Hermitaños de San Agustín" que se edificó en Castielfabib (Valencia) -datado en Valencia, a 1 de abril de 1394-: Archivo de la Corona de Aragón (ACA), Registro de Cancillería, 1908, fol. 37v-38r-v [Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2001), p. 151].

Autorización para poder adquirir y poseer bienes de realengo, concedida al prior y religiosos del monasterio de la "Orden de los Hermitaños de San Agustín" que se edificó en Castielfabib (Valencia) -datado en Valencia, a 1 de abril de 1394-: Archivo de la Corona de Aragón (ACA), Registro de Cancillería, 1908, fol. 37v-38r-v [Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2001), p. 152].


            Analizando el documento con más detenimiento vemos que:
            1) El rey concede autorización al Prior y a los hermanos del Monasterio de la Orden de los “Eremitas de San Agustín” presentes y futuros, para disfrutar (tener y poseer) casas propias, viñas, campos, huertos u otras posesiones o donativos procedentes de la devoción (popular, individual o colectiva).
            2) Las donaciones a los religiosos o al Monasterio, deben proceder bien de la villa o de sus términos, no deberán superar las cien libras Reales, y ello no obstante la prohibición de compraventa de bienes de Realengo. Las donaciones deberán ser amortizadas “en nuestros tiempos”, esto es, en el presente (no en el futuro o a largo plazo).
            3) El rey quiere y manda que (las donaciones y bienes) perduren para siempre, perpetuamente, siempre según el fuero de Valencia. Y si los frailes presentes o futuros o el propio Monasterio renunciaran a los bienes (casas, viñas, campos, huertos u otras posesiones o beneficios), “como por ejemplo cediendo los árboles a los que se tenga derecho”, los religiosos podrán poner recurso, para que sea el juez quien delibere sobre el asunto: se refiere a que si renuncian a los bienes citados no podrán percibir emolumento alguno, pues se trata de bienes reales que no pueden ser enajenados, ya que su posesión y disfrute no indica propiedad definitiva –sólo provecho o usufructo-: “Vosotros tendréis a vuestro servicio todo esto por autorización nuestra/ y de nuestra casa real”.
           4) Ordena que los frailes deben “interceder en las Misas o en las demás oraciones el Señor/ Jesucristo” para que el patronato real y su encomienda tengan éxito ante distintas personas e instituciones: el gobernador, el baile general del Reino de valencia, la justicia de la villa de Castiel y todos y cada uno de sus oficiales: jueces, ministerios (presentes y futuros), “a los que desea y establece que la concesión, licencia/ y amortizaciones nuestras y todas y cada una de las demás cosas suscritas” tengan y observen, y hagan que se cumplan, impidiendo que se vaya en contra de lo dispuesto, procediendo siempre con justicia y prudencia.
            5) Para que todo lo anterior se cumpla, manda escribir el presente documento, poniéndole el sello correspondiente. Datado en Valencia, el día 1 de abril de 1394, VIIIº de su reinado. Signo de Juan, rey.

Sin embargo, la fundación de los agustinos en Castielfabib no fue tan sencilla, pues el párroco de Vallanca -don Juan Brun-, denunció ante el obispo de Segorbe –don Diego de Heredia (1387-1400)- que los agustinos comenzaban a levantar convento en la villa de Castiel. La oposición del de Vallanca a la fundación agustiniana -apoyada por el párroco de Castielfabib, obispo y cabildo de Segorbe-, presuntamente se basaba en la creencia de que tras los agustinos estaba la Orden de Montesa, que pretendía derechos sobre los diezmos y primicias de estos lugares, cuando aquellos entendían eran sólo diocesanos (del párroco y del obispo). Antes semejante conflicto, el legado pontificio de Clemente VII -cardenal don Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, futuro Papa Benedicto XIII de Aviñón (1394-1424)-,[9] con fecha 14 de febrero de 1394, convocó a los litigantes en Valencia, y expuestas los motivos y argumentos de unos y otros llegaron a un acuerdo, concediendo permiso a los agustinos para que terminaran su convento en Castielfabib, al que pusieron bajo la advocación de san Guillermo.[10]

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Detalle de una miniatura de la época en la que se representa la consagración de Benedicto XIII de Aviñón (1394-1423), el Papa Luna, antipapa de la Iglesia Católica [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

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Retrato de don Pedro Martínez de Luna y Perez de Gotor (25 de noviembre 1328-23 de mayo 1423): siendo cardenal in Cosmedin y legado pontificio de Clemente VII, intervino en la fundación agustiniana del convento de Castielfabib, poniendo de acuerdo a las partes en litigio -Valencia, 14 de febrero de 1394-: el 28 de septiembre de ese mismo año fue elegido Papa, reinando como Benedicto XIII de Aviñón: el concilio de Constanza de 1415 le declaró "hereje y antipapa", deponiéndolo junto a Juan XXIII, el también Papa, reinante en Roma: el cisma concluyó con la elección de Martín V como único pontífice [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].


            Respecto del párrafo anterior, si nos fijamos en las fechas veremos que la autorización real a los agustinos para poder adquirir y poseer tierras de realengo data del 1 de abril de 1394; sin embargo, la citación del legado pontificio a las partes en disputa fue el 12 de febrero de 1394: ello significa que de ser correctas las citas expuestas, el conflicto de los agustinos con los párrocos de Vallanca y Castielfabib tiene lugar cuando los frailes comienzan a levantar su convento –ello debió ser a finales de 1393 o principios de 1394-: el asunto es llevado ante el comisionado pontificio, que les aviene. Y tras el arreglo es cuando se concede el permiso Real para que los frailes puedan adquirir y poseer tierras de realengo en el territorio jurisdiccional castielfabiense.

            Acerca de la ubicación física del primer convento de Castielfabib.
            Según hemos visto arriba, a la fecha de la restauración y aprobación de los nuevos estatutos de las Cofradías Madonna Santa María y beneventurat senyer sant Guillem –mayo de 1393- ya existía una iglesia bajo la advocación de san Guillermo. Los miembros de esta cofradía podían reunirse en dicha iglesia para tratar de sus asuntos. Asimismo vemos que al año siguiente los “Ermitaños de san Agustín” son autorizados para adquirir y poseer bienes de realengo en Castielfabib –abril de 1394-. Mas surge una pregunta: ¿Dónde se instalaron los ermitaños de san Agustín, en el entorno de la actual ermita de Nuestra Señora de Gracia y cementerio municipal?, ¿en las proximidades de la iglesia de San Guillermo, al otro lado del Ebrón o fue en otro lugar? Propiamente, el documento no lo dice. A los efectos de una aproximación histórica, la cuestión parece intrascendente, pero el investigador no puede evitar hacerse la pregunta. En principio, sería razonable pensar que siguiendo la tradición guillermita (de los Eremitas de San Guillermo, rama de los “Ermitaños de San Agustín”), aquellos se instalaron en las proximidades de la iglesia de San Guillermo (al otro lado del Ebrón, donde las ruinas del templo conventual), pues sabemos se dedicaban básicamente a la agricultura y fueron los promotores del “regadío parcial”; pero lo cierto es que no lo podemos aseverar.

          Algunos años más tarde –con fecha 15 de marzo de 1402-, el prior y frailes del convento de Castielfabib, presuntamente ya instalados en su flamante monasterio, solicitan del rey Martín I el Humano (1396-1410) la aprobación de los estatutos de la “Cofradía de la Virgen María de Gracia”. Como hemos visto arriba, en 1393 se restauraron los estatutos de dos antiguas cofradías Madonna Santa María y beneventurat senyer sant Guillem, de ahí que surja la pregunta: ¿la “Cofradía Virgen María de Gracia” es la misma que la de Madonna Sancta María o se trata de otra distinta? A primera vista parece que fueran la misma hermandad, aunque la primera alude genéricamente a la "Virgen María", mientras que la segunda especifica se trata de la "Virgen María de Gracia". De ser la misma, no tendría mucho sentido solicitar una nueva aprobación de sus estatutos y capítulos, cuando hacía poco se habían renovado o aprobado. A no ser que los recién instalados frailes agustinos quieran patrocinar una nueva cofradía, vinculada a ellos y a su monasterio. En cualquier caso, el articulado de los estatutos es similar, aunque más reducido. El registro que lo contiene es un documento gótico-latino, del que las 12 primeras líneas están en latín; de la 13 hasta la 64 en catalan/valenciano antiguo y las restantes (20) hasta el final nuevamente en latín, según puede verse por la trascripción literal.[11]
            Por el contrario de los estatutos Madonna Sancta María y beneventurat senyer sant Guillem, solicitados por la universidad, prohombres y vecinos de la villa de Castiel, los de madona sancta Maria de gracia los piden el prior y la Comunidad del Monasterio de los “Hermanos de la Orden de San Agustín” –a instancia de algunos piadosos nobles de la villa-; esto es, la idea no surge propiamente del pueblo, sino de gente principal, que canaliza su solicitud a través de los frailes agustinos.
            Como decíamos, el articulado comienza con una invocación a la Santísima Trinidad y a la Virgen santa María de Gracia, para continuar con la serie de artículos, en forma de 11 ítems, según costumbre de la época:
1] Por el primero vemos que se limita el número de socios a doscientos -cien cofrades y cien cofradas-, quedando autorizados a reunirse en el monasterio, tantas veces como sea necesario, para tratar de los asuntos concernientes a su organización.
2] Por el segundo, los miembros, anualmente, podrán elegir cuatro mayorales y un preboste (presidente), con el objeto de que gobiernen la asociación: reprender a los que no cumplan las normas, rendir la contabilidad, elegir un andador (avisador, que lleva recados).
3] Por el tercero, se estipula que cuando fallezca algún miembro todos los demás quedan obligados a ir al entierro y a participar en el sepelio con un cirio en la mano, condenando al que incumpla la norma (sin justificación) a pagar una libra de cera como sanción.
4] Por el cuarto, advierte que si por ventura algún socio muriera fuera de la villa, aunque dentro de su jurisdicción, los demás quedarán obligados a ir a buscar al difunto y traerlo a la villa para su entierro, bajo la misma pena, caso de incumplimiento.
5] Por el quinto, todos los afiliados quedan obligados a asistir al entierro de los familiares convivientes en la casa del socio difunto, bajo la misma pena.
6] Por el sexto, los mayorales elegirán a cuatro socios, para que acompañen y velen a los beneficiarios enfermos, castigándose el incumplimiento con la misma multa.
7] Por el séptimo, los socios podrán comer en el monasterio de los Hermanos de san Agustín, una vez al año, el domingo después de la fiesta de Pascua de Resurrección. Y que el presidente y mayorales elegirán a los agremiados que se encargarán de los trabajos que conlleve aquella comida.
8] Por el octavo, se advierte que al día siguiente del domingo de Resurrección quedan obligados a celebrar misas cantadas de réquiem por la prosperidad del rey y por los difuntos de cada socio.
9] Por el noveno, los mayorales y presidente podrán tener una caja para guardar los objetos de la cofradía (libros de registro y contabilidad, cirios y paños).
10] Por el décimo, se advierte respecto a los socios que deseen abandonar la cofradía, conforme deberán pagar cincuenta sueldos, convertibles en cera.
11] Por el undécimo, se hace saber que para entrar en la cofradía cada miembro deberá pagar cinco sueldos al comienzo y otros cinco al final.

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Ruinas de la iglesia conventual de san Guillermo en Castielfabib (Valencia), con detalle de la arcada de una capilla lateral, lado de la epístola, en la que se observa un arco de medio punto (ladrillo cocido) por debajo de otro apuntado (gótico en piedra), correspondiendo el primero a la remodelacón barroca que debió sufrir el templo en el siglo XVII-XVIII (2008).

Respecto al texto latino de la parte última del documento, cabe decir que allí se hace mención de diversos personajes y cargos, comenzando por el Ilustre Martín el Joven (+1409), rey de Sicilia, hijo del rey don Martín, sucesor del monarca y a la sazón gobernador de Valencia;[12] alude también al justicia (juez), jurados y hombres buenos de la villa de Castielfabib, así como a todos los demás oficiales, lugartenientes de aquellos y súbditos todos, para que “acojan y observen y hagan que sea observada inviolablemente por todos y no la contradigan, si confían en nuestra gracia y amor” la normativa contenida en los anteriores capítulos.
Entre los testigos firmantes del registro destaca Hugo (de Lupia y Bagés), obispo de Valencia (1398-1427).[13]

          Respecto a la pregunta arriba formulada, ¿dónde se hallaba el convento o monasterio de los Hermanos de la Orden de San Agustín? A la luz de este nuevo documento cabe responder que probablemente se hallaba en el entorno de la actual ermita de la Virgen María de Gracia y cementerio municipal, y ello basándose en que el primer item dice <Los quals e les quals (Confrares e Confra-/resses) se puxen aiustar e aplegar en lo/ damunt dit Monestir tantes vegades com ben vist los sera per parlar/ e tractar dels fets properts dela dita Confraria e confrares e confraresses/ de aquella>. En este caso, para tratar de sus asuntos, los miembros de esta nueva cofradía son autorizados a reunirse en el monasterio -no en la iglesia o en otro lugar honesto, como en las anteriores-. ¿Por qué no se les autoriza a reunirse en la iglesia del convento? Quizá porque allí ya se reunían los de la cofradía del beneventurat senyer sant Guillem...
          Todo lo cual viene a decir que a la fecha, finales del Trescientos y principios de Cuatrocientos, pudo haber en Castielfabib tres cofradías o hermandades: 1) Madonna Santa María, 2) beneventurat senyer sant Guillem y 3) madona sancta Maria de gracia. La primera se reuniría en la iglesia parroquial (o ermita de Nuestra Señora de Gracia), la segunda en la iglesia de san Guillermo y la tercera en el monasterio de los Hermanos de San Agustín. Aunque también cabe la posibilidad de que la primera cofradía hubiera desaparecido y/o se hubiese refundido con la tercera, lo que no podemos afirmar ni descartar, mas tres cofradías parecen excesivas para la población que pudiera tener entonces la villa. En cualquier caso se trata de especulaciones de difícil demostración...
A los efectos de nuestra exposición, sin embargo, lo más relevante es que a finales del Trescientos ya había una cofradía con san Guillermo como patrón, cuyos primeros estatutos habían sido destruidos durante las guerras con Castilla (1356-69), datando seguramente de la primera mitad del siglo XIV. Otra cuestión de interés está en que los estatutos de madona sancta Maria de gracia fueron patrocinados por los “Hermanos de la Orden de San Agustín”, a instancias de algunos nobles de la villa; y siendo que los miembros de esta hermandad estaban autorizados a reunirse y comer en el monasterio, podemos deducir, aunque no de forma categórica, que dado que existe en la villa una ermita bajo la advocación de la Nuestra Señora la Virgen de Gracia, es muy probable que el monasterio estuviera también en su entorno.

            Al tiempo de la fundación agustiniana en Castielfabib –finales del siglo XIV- se remonta la devoción a la “Virgen María de Gracia”. El obispo Aguilar y Serrat (1890) relata una candorosa anécdota al respecto:
  • Deseando pocos años antes los agustinos de Valencia tener una buena imagen de Nuestra Señora, enviaron dos religiosos á encargarla á un pintor de confianza; en el camino de les presentó un peregrino y sabedor de á lo que iban (los frailes), les mostró una bellísima imagen. Oh!, cuanto valdrá!, exclaman los religiosos.-Yo os la doy de gracia, respondió, desapareciendo, el peregrino. Esta es la imagen que desde entonces se venera con aquel título en Valencia.[14]
      El peregrino les dio la imagen a los frailes “de gracia”, esto es, gratuitamente o de balde -de ahí el nombre de la Virgen María de Gracia-.

        Noticia de los carmelitas de Aragón.
       Desconocemos no obstante el tiempo que los agustinos estuvieron en Castielfabib, aunque sabemos que lo abandonaron por la aspereza de la tierra [Escolano G J, 1611; Jordán J, 1704]. La tradición señala que después de los agustinos estuvieron los Carmelitas de Aragón, aunque apenas sabemos nada del paso de dicha orden por nuestro convento. Incluso el propio cronista parece dudar de ello, cuando dice que fue primero de Agustinos, o Carmelitas [=religiosos de la orden del Carmen], viendo en sus palabras la sombra de una duda, demostrando que no sabe a ciencia cierta si fueron unos y otros. Precisamente, confirmación de que el convento de San Guillermo de Castielfabib fue habitado por los Carmelitas de Aragón la hallamos en lo dicho arriba por fray Jaime Jordán, cuando cita a Viciana; y merced a la insigne pluma del cronista franciscano fray Vicente Martínez Colomer [Benisa, 1762-Madrid, 1820], de la Orden de Frailes Menores [O.F.M.].

Representación de la Virgen del Carmen entregando el escapulario a san Simón Stock (1165-1265) [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

            Siguiendo al mencionado jesuita y profesor universitario norteamericano [Rober Ignatius Burns (1921-2008)] cabe decir de los carmelitas [=carmelitanos], que se habían gestado en Tierra Santa a mediados del siglo XIII, cifrando su aspiración en una vida solitaria y de oración. Al igual que los agustinos, surgieron de la reorganización de otros grupos eremíticos anteriores, que rápidamente se difundieron. Asimismo, fueron los últimos mendicantes que arribaron a la frontera valenciana y los más rigurosos, producto de su traslado desde Palestina a Europa, y de los cambios sufridos en sus objetivos fundacionales, transformándose en activos mendicantes desde su primitiva posición ascética; de ahí su gusto inveterado por la soledad, buscando lugares apartados para establecerse.
            El más conocido de sus generales fue Simón Stock (1165-1265),[15] quien para mantener su orden la reorganizó y adaptó a las necesidades de su tiempo, previa licencia de Inocencio IV (1243-54). De esta forma comenzaron a aparecer carmelitas por las villas y ciudades, sin olvidar las universidades. Su aparición en Valencia data de finales del siglo XIII [1281], obteniendo ya permiso en este tiempo para adquirir propiedades hasta un valor de 3.000 sueldos, según consta en cierto documento que dice:
  • Podeu tenir, en qualsevol lloc que elegireu fora dels murs de la ciutad de Valéncia, cases i terres siga per compra, per donació o por qualsevol altre títol legal [...], per a edificar i construir el vostre monestir i cases, per a la salvació dels fidels.[16]

            Poco más se sabe de aquellos frailes, excepto que portaban un extraño hábito, basado en franjas verticales blancas y negras, conociéndoseles por ello como frares de la merla; más adelante dispusieron de una capa blanca de lana, siendo también denominados como frares blancs (1287). Según la tradición, san Simón Stock recibió de la Virgen un escapulario: "Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia". La Virgen del Carmen con su escapulario se halla ampliamente representada en muchas lápidas de los cementerios locales, pues se la tiene como intercesora de los que padecen penas en el Purgatorio. Con todo, la influencia de la orden carmelitana en la construcción y organización del reino de Valencia fue considerable, como fue la de los demás mendicantes, agustinos, franciscanos y dominicos [Robert I. Burns, 1993].

Representación del fraile carmelita inglés san Simón Stock (1165-1265) recibiendo el escapulario de la Virgen del Carmen.
   
         Después de los carmelitas de Aragón, el convento de Castielfabib fue habitado por los franciscanos observantes de Valencia (1577), pero esta es otra historia...


            Palabras finales, a modo de epílogo.
         1] En nuestra búsqueda de los orígenes del convento de Castielfabib hemos comenzado por san Guillermo de Aquitania, el santo de su advocación. La vida del personaje nos ha llevado a conocer a varios individuos de este nombre vinculados al ducado de Aquitania. Cuatro resultan históricos, con incardinación cronológica en la historia general. Sin embargo, el último de ellos resulta un “constructo” hagiográfico (fray Jaime Jordán, 1704), es decir, una composición literaria -figurada, hipotética, mistificada- basada en la vida de los anteriores: singularmente en Guillermo X de Aquitania (a) el Tolosano y en Guillermo de Maleval (a) el Grande. Estos mismos también poseen aspectos legendarios en su vida, confundidos con Guillermo IX de Aquitania (a) el Trovador y con Guillermo I de Tolosa (a) el Santo, este último conocido también como Guillermo de Gellone.
            2] La primera reseña historiográfica de la vinculación de Castielfabib con san Guillermo se halla en los estatutos de la Cofradía del “beneventurat senyer sant Guillem”, cuyos miembros se reunían en la “esgleya de Sant Guillem” (1393); sin embargo, los reglamentos de esta cofradía tenían sus precedentes en los que se quemaron o destruyeron durante la Guerra de los Dos Pedros (1356-1369), lo que viene a demostrar que la tradición guillermita en Castielfabib data por lo menos de la primera mitad del siglo XIV.
            3] La fundación agustiniana del convento de Castielfabib data de finales del Trescientos, siendo sus primeros moradores los Ermitaños de San Agustín, cuya autorización para comprar y poseer tierras de realengo se remonta a abril de 1394: el establecimiento de los agustinos en Castiel no estuvo exento de problemas, a su empresa se opuso el clero diocesano. El avenimiento entre las partes se logró en Valencia merced al legado pontificio don Pedro Martínez de Luna, futuro Benedicto XIII (febrero de 1394). Después de los agustinos vinieron los carmelitanos, de los que apenas sabemos nada, excepto que al igual que los primeros lo abandonaron por la aspereza de la tierra [Escolano G J, 1611; Jordán J, 1704].
            4] Fray Jaime Jordán refiere que estuvo en Castielfabib –lo que debió suceder a finales del siglo XVII o principios del XVIII-, donde vio los restos de san Guillermo: pudo ver unos huesos, lo que resulta más difícil de creer es que fueran realmente los del santo de Aquitania. Asimismo, refiere que los feligreses transportaron los presuntos restos del santo desde su tumba en la iglesia conventual hasta la parroquial (los gozos dicen que los llevaron a un lugar próximo al cementerio), para evitar se los llevaran los frailes, y que los lugareños tomaban tierra del lugar de la tumba del santo en la iglesia de san Guillermo y la mezclaban con sal para curar enfermedades del ganado –lo que se corresponde con pías tradiciones locales-: poco importa que fueran o no las reliquias del santo, lo que realmente interesa en estos casos es la fuerza de la fe.

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Ruinas de la iglesia conventual de san Guillermo en Castielfabib (Valencia), detalle de varias arcadas correspondientes al lado de la epístola (derecha), las dos primeras ya desaparecidas (ca.1995).

            En suma: el convento de Castielfabib posee una larga trayectoria, recorriendo gran parte de la historia del Rincón de Ademuz, hasta constituir uno de los testimonios comarcales más antiguos. Su origen historiográfico data de finales del siglo XIV, aunque la devoción a su titular puede venir de principios de esa misma centuria. Espiritualmente se halla ligado a san Guillermo, personaje cuya hagiografía resulta una insólita mezcla de historia, tradición y leyenda de difícil elucidación, esto es, un relato cristiano dirigido a estimular en los fieles la creencia en que tras una vida violenta y licenciosa como la que llevó el santo es posible el perdón de Dios, siempre que medie el arrepentimiento y la conversión, lo que constituye el proprium del santo de Aquitania. No en vano es Guillermo -príncipe, ermitaño y santo- patrón de afligidos y desconsolados. Vale.





[1] Archivo de la Corona de Aragón, Reg., 1902, fol. 237v a 241 r-v. Colección de Documentos Inéditos del Archivo de la Corona de Aragón [CODOIN]: Gremios y cofradías de la antigua Corona de Aragón. Publicado de Real Orden por Don Manuel de Bofarull y de Sartorio, Archivero de la Corona de Aragón, Barcelona, 1876. De la misma colección: Gremios y cofradías de la antigua Corona de Aragón. Publicado por Don Francisco de Bofarull y Sans, Jefe del Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona, 1910, tomo II, LXXXIV, pp. 44-55.
[2] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Aproximación a la Historia del Convento de San Guillermo en Castielfabib (Valencia) y noticia del Hospital de la Villa, Valencia, 2001, p. 137.
[3] Cf. Wikipedia, voz Guerra de los Dos Pedros
[4] SÁNCHEZ GARZÓN (2001), p. 137.
[5] Ibídem, p. 143.
[6] AGUILAR, Francisco de Asís. Noticias de Segorbe y de su obispado por un sacerdote de la diócesis, Segorbe, 1890, tomo I, párrafo 222, pp. 216-217. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Iglesias y ermitas del Rincón de Ademuz, origen y desarrollo histórico, en Del paisaje, Alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, vol. I, p. 147.
[7] CÁRCEL ORTÍ, Mª Milagros. Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas, Valencia, 1989, tomo III [Segorbe], pp. 1.489-1.490. Vid SÁNCHEZ GARZÓN (2007), p. 148.
[8] SÁNCHEZ GARZÓN (2001), pp. 148-150.
[9] Cf. Wikipedia, voz Benedicto XIII de Aviñón.
[10] AGUILAR (1890/1975), tomo I, párrafo 163, página 163. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Aproximación a la Historia del Convento de san Guillermo en Castielfabib (Valencia), Valencia, 2001, pp. 32-33 y 148-152.
[11] ACA, Reg., 2.198, fol. 17v-19r. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Acerca de la hermandad “Virgen María de Gracia”, en Del Paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, vol. I, pp. 291-294.
[12] Obviamente, el texto se refiere al rey de Sicilia, Martín el Joven, hijo y sucesor del rey de Aragón, don Martín I el Humano. El primogénito falleció en Sicilia (1409, julio 25), sin hijos legítimos, dejando sin herederos ni sucesión a la Corona de Aragón. Dejó viuda a doña Blanca de Navarra (hija de Carlos el Noble) y dos bastardos, Federico (hijo de Tarsia de Rizzari) y Violeta (hija de Agatucia Pesci).
[13] Hugo de Lupia y Bagés, obispo de Tortosa (1379-97), fue nombrado obispo de Valencia por el Papa Benedicto XIII (1394-1424), a propuesta del rey don Martín I el Humano. Oriundo del Rosellón, llegó a la diócesis de Valencia el 19 de agosto de 1400. Asistió al Concilio de Perpiñán (1408), convocado por Benedicto XIII, y celebró Sínodo Diocesano, con ocho constituciones, referentes a la residencia de los clérigos y celebración de misas y ceremonias sacras (1422). Recopiló el Liber instrumentorum, relativo a las donaciones, legados, diezmos y diversos asuntos diocesanos. Falleció en Valencia y fue sepultado en la capilla mayor de la Catedral [1427, abril 11].
[14] AGUILAR (1890/1975), tomo I, párrafo 164, página 162.
[15] Cf. Wikipedia, voz Simón Stock
[16] Archivo Corona de Aragón, Pedro III, Reg. Canc. 44, fol. 204v. Citado por BURNS, R I., El Regne croat de Valéncia, un país de frontera al segle XIII, Tres i Quatre, biblioteque d´estudis i investigacions, nº 17, Valencia 1993, p. 460.

SAN GUILLERMO DE AQUITANIA Y EL CONVENTO DE CASTIELFABIB (I).

Acerca del convento de san Guillermo en Castielfabib: 
notas para una aproximación al origen del complejo conventual 
y a su titular.



“La ciencia es un juicio verdadero acompañado de razón”
-Platón (ca.427-347 a.C), filósofo griego,
en Teeteto, 202, b-c-.








Palabras previas, a modo de introducción.
La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Castielfabib, que organiza la II Semana Cultural 2014, del 25 al 30 de agosto, me pidió diera una conferencia –mejor charla coloquio- acerca del origen del Convento de San Guillermo –lo que singularmente constituye para mí un placer y un honor, además de un compromiso-. Cuando digo “un placer y un honor” me refiero al hecho de poder hablar de san Guillermo y de su convento en el fastuoso contexto de la iglesia-fortaleza de Castielfabib, respecto a lo de “compromiso”, por lo espinoso del encargo, pues aquí se mezclan tradición y devoción con mito, historia y leyenda. Véanse estas notas como el esquema para la charla que se pretende...

El propósito de la entrada presente es reseñar por escrito algunas ideas y reflexiones acerca del origen de la devoción a san Guillermo y del convento del que es titular en Castielfabib, una de las villas señeras (matriciales) del Rincón de Ademuz.[1] No puede hablarse del convento como institución (complejo conventual) sin decir del patrono bajo cuya advocación se halla. Escribo en presente, “es” y “se halla”, porque aunque ya yace muchas décadas que el convento desapareció, éste sigue omnipresente en la vida de los lugareños, como la propia devoción al bienaventurado Guillermo, duque de Aquitania. Digo “duque de Aquitania”, por nombrarle como lo hacen los gozos que se cantan en Castielfabib el día de su onomástica –10 de febrero (vetus ordo), 16 de octubre (novus ordo)-. Y ello porque hay varios “Guillermos”, algunos de ellos santos, sobre los que conviene recapacitar.

Nada más lejos de mi ánimo que pretender escandalizar a nadie con mis palabras, -“¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!” (Mt 18, 7)-, pero sí deseo reflexionar respecto de la vida del santo Guillermo y de su convento en nuestra villa. Porque cuando se dice del santo con frecuencia no sabemos muy bien de quién estamos hablando, y lo mismo podría decirse del convento, pues éste fue habitado por distintas ordenes religiosas a lo largo de su historia, y quizá no siempre ha estado en el mismo lugar. Especular implica preguntarse, hasta el punto de que para Platón (siglo IV a.C) “la vida sin preguntas no merece la pena ser vivida”. En los albores de la modernidad, Descartes (1596-1650), plantea lo mismo con otras palabras: Cogito, ergo sum, Pienso (dudo), luego existo. De ahí los interrogantes que planteo: ¿quién fue san Guillermo, duque de Aquitania y conde de Pictavia?, ¿existió realmente como persona de carne y hueso?, ¿se fundamenta su existencia en algún personaje histórico?, ¿acaso es el resultado de varias vidas entretejidas por la tradición y la leyenda? Y de haber existido: ¿estuvo el santo ciertamente en Castielfabib?, ¿falleció y fue enterrado aquí, junto a la choza que habitó? Son preguntas de difícil respuesta, que debemos enfrentar con objetividad y honradez, para intentar esclarecer el origen de la devoción a san Guillermo en la zona.


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Vista de Castielfabib (Valencia), desde Los Planos (2014).

Material, método y marco teórico.
Desde una óptica epistemológica, el conocimiento puede entenderse como el espacio común de dos premisas: las verdades y las creencias. Propiamente, “La ciencia es un juicio verdadero acompañado de razón”-Platón, en Teeteto, 202, b-c-.

Para el estudio propuesto se han utilizado los textos de los “Gozos de san Guillermo” -según se cantan en Castielfabib en su onomástica-; las vidas de varios personajes del mismo nombre –Guillermo el Santo (755-812), Guillermo el Trovador (1071-1126), Guillermo el Tolosano (1099-1137), Guillermo el Grande (+1157) y la “Vida de San Guillermo, duque de Aquitania, Confesor de la Orden de nuestro Padre san Agustín” -según la versión del agustino Jaime Jordán (1704), maestro en teología que por dos veces fue rector del colegio de San Fulgencio en Valencia-. De una u otra forma, todos los Guillermos citados se hallan vinculados al ducado de Aquitania. Asimismo, para la investigación de la tradición guillermita en Castielfabib se han consultado los Estatutos de las Cofradías Virgen María y Señor San Guillermo (1393) y Virgen María de Gracia (1402), y el documento por el que se concede al prior y hermanos de la “Orden de los ermitaños de san Agustín” permiso para poseer tierras de realengo y fundar convento en Castielfabib –ambos conservados en el Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona)-.

En el lenguaje coloquial por “santo" o "santa” entendemos una buena persona, aquella que soporta –sufre, conlleva- lo intolerable por amor de Dios o del prójimo (lo que viene a ser lo mismo, pues a Dios sólo se llega a través de los demás). Pero, ¿qué significa realmente ser santo? En la tradición cristiana católica u ortodoxa, santo es aquel que tras morir ha alcanzado la santidad, es decir, que ya goza de los bienes del Paraíso y que la Iglesia nos propone como ejemplo por sus virtudes morales, elevación ética o martirio. A san Guillermo se le califica como “santo” y “confesor”: santo, por haber alcanzado el cuarto grado de la santidad (después de siervo de Dios, bienaventurado y beato); y confesor, porque en la clasificación antigua significa haber muerto de muerte natural, por el contrario del mártir que ha sido torturado antes de morir o ha fallecido por esta causa.


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Imagen de san Guillermo de Aquitania en la parroquial de Castielfabib (Valencia), sobre sus andas, dispuesto para la procesión en el día de su onomástica -10 de febrero- (2014).

San Guillermo de Aquitania: en busca del personaje y su tiempo.
A la hora de decir de san Guillermo, patrono del convento y titular de la ruinosa iglesia conventual de Castielfabib, debemos preguntamos en primer lugar por el personaje y sus circunstancias: ¿quién fue san Guillermo?, ¿existió como personaje de carne y hueso? ¿Estuvo en Castielfabib? ¿Falleció y fue enterrado aquí, como dice la tradición? Ineludiblemente, el investigador debe hacerse estas preguntas, intentando responderlas objetivamente, esto es, a la luz de los documentos que se han conservado, y utilizando el método histórico-crítico, aunque sin despreciar la tradición.

Para responder a la primera cuestión, ¿quién fue san Guillermo?, les propongo una somera lectura de los Gozos de san Guillermo, tal cual se cantaban a mediados del siglo XIX (Segorbe, 1851): respecto a su filiación, allí se le nombra como “Príncipe, ermitaño y Santo”, así como “Duque de Aquitania” y “el decimonono abuelo de Carlos Segundo”. Son datos que le califican como individuo de la nobleza, que vivió como eremita y fue venerable, además de vincularle con el ducado de Aquitania (Francia) y con el último de los Austrias españoles, Carlos II el Hechizado (1665-1700). Este es un dato cronológico de escasa utilidad práctica. Resulta de más interés el que puede deducirse al calificarle de “Duque de Aquitania”: aunque no dice qué número de orden tenía entre los de esta línea de nobleza, veremos que el último duque de Aquitania fue Guillermo X el Tolosano (1099-1137), hijo de Guillermo IX el Trovador (1071-1126), pues a su fallecimiento el título lo heredó su hija Leonor [Alienor de Aquitania (1122-1204)], no habiendo más varones con este título.


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Detalle de la iconografía de san Guillermo duque de Aquitania -"venerado en la parroquial iglesia de Castiel Favit, obispado de Segorbe"-, aquí con armadura y capa de peregrino/penitente (Segorbe, 1851).


En cuanto a su vida, vemos que desengañado del mundo, tomó el hábito de san Agustín y siendo fraile lego vivió en soledad como “ermitaño” o asceta en una cueva de Castielfabib, haciendo penitencia y ejerciendo la virtud, lo que le valió la santidad. Peleó con el demonio, que “Muchas veces (le) atormentó”, “Pero la Virgen curó/ de (sus) huesos el quebranto”. El canto relata el milagro del horno de pan cocer al que entró el santo, porque “El pan se estaba quemando” y no encontraba con qué sacarlo. Se trata de un portento absurdo, pues a nadie en sus cabales se le ocurriría entrar en un horno ardiendo para sacar un pan que se quema: Los milagros no se multiplican sin necesidad... –diría Cavanilles-. La ingenuidad del relato, sin embargo, debe verse en relación con la importancia del pan en tiempos de necesidad. Socorrió a todos “en su desconsuelo y llanto”, curando “con gran virtud”, “de toda dolencia y mal”, “Dando al enfermo salud; De la cruz con la señal,/ Por médico celestial,”. Habiéndole sido otorgado el don de la paciencia, llevó una vida rigurosa que le desfiguró el cuerpo, “Pero al morirte quedaron/ tus mejillas como flores”. Situación que le aproxima al “morir en olor de santidad”.

Según la versión que a mediados de los años sesenta cantaba Perico el Sacristán (1966): “El glorioso san Guillermo/ es santo muy venerado. Los vecinos de Castiel/ del convento lo sacaron; fue traído en procesión/ al lado del camposanto”. Según esta tradición, el cuerpo del santo Guillermo estaba enterrado en el convento (iglesia), exhumaron sus restos y procesionalmente los llevaron junto al cementerio –probablemente se refiere a la ermita Nuestra Señora de Gracia, a unos cientos de metros de la villa-. El texto no expone las razones..., pero como dice fray Jaime Jordán (1704), pudo ser para evitar que los frailes se llevaran sus reliquias.

Como es sabido, los “Gozos” son composiciones poéticas de rima variada que relatan la vida y milagros de algún bienaventurado (Virgen, mártir o santo), se cantan en su festividad, siendo algo característico de ellos el estribillo que contienen al final de cada estrofa: “Socorred nuestra aflicción/ Príncipe, ermitaño y santo” –reza la muletilla de los de Castielfabib-.

Atendiendo al relato vemos se trata de un varón vinculado con la nobleza medieval francesa, que en un momento de su vida, desengañado del mundo, toma el hábito de san Agustín y se retira a la zona de Castielfabib como ermitaño, allí vive en una cueva o cabaña haciendo penitencia, atendiendo a los afligidos, a los desconsolados y enfermos que se acercan hasta él. Los cantos le unen en lejano parentesco con el último de los Austrias españoles... –ello hace pensar que los gozos pueden datar de finales del siglo XVII-. Por lo demás, aportan muy pocos datos para identificar al personaje histórico.


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Detalle de la iconografía de san Guillermo duque de Aquitania -ermitaño y confesor-, aquí con hábito agustino, de la Orden de los Ermitaños de san Agustín (Barcelona, 1868).

Existen, sin embargo, otros “Gozos a San Guillermo duque de Aquitania”, en los que se le conceptúa como “Santo y Confesor”, “de la Orden de Ermitaños de San Agustín” (Barcelona, 1868). En éstos se le vincula también a la nobleza, “pues fuisteis duque Aquitano, de Poitiers conde y señor”, describiéndole como “De estatura agigantado”, equiparando su físico a su depravación moral, en tanto “monstruo en vicios fecundo, incestuoso y obstinando, de obispos perseguidor”. No obstante su perversión, el duque Guillermo fue convertido merced a san Bernardo, que le hizo ver su maldad. El transformado Guillermo se nos muestra “de hierro todo vestido, de cadenas constreñido”, así se presentó ante el Papa a pedir perdón por sus pasados pecados. El pontífice le mandó “Partir a Jerusalén”, donde fue recibido por “el Patriarca”, del que rechazó “todo regalo y honor”. En Jerusalén vivió varios años “En una cueva encerrado”, ignorado del mundo y de los suyos, “pero del cielo colmado de gozo superior”. De Palestina pasa a Santiago de Compostela, después a Italia, donde vivió “con gran rigor”. Estando allí sufrió varias tentaciones del Maligno, que le aterrorizó “con horribles visiones”, de las que no obstante salió victorioso, aunque “(le) dejó a golpes molido”, “mas de la Virgen curado/ fuisteis con materno amor”. Desde entonces fue tenido como maestro de ermitaños, pues muchos “profesaron/ de Agustín la religión:/ esta os mira con razón/ como á su reformador”. Viviendo siempre como penitente, el ermitaño Guillermo acabó su vida en Malavales, “donde os venera la gente/ con devoción muy cumplida;/ toda persona afligida halla en vos su protector” –no en vano se le tiene como patrón de los desconsolados-. Malavales/Maleval/Malevalles se halla en la provincia de Grosseto en la región de la Toscana, costa occidental de Italia, frente a la isla de Córcega (Francia).

Los gozos de Barcelona muestran el trayecto vital de san Guillermo, cual viaje de peregrinación (interior y exterior), pues la conversión le llevó de Aquitania a Roma para pedir perdón al Papa, éste le negó el perdón, mandándole ir a Jerusalén, donde fue recibido por el Patriarca. Tras años de penitencia en Tierra Santa marchó a Santiago de Compostela, y de allí a Italia, donde fue maestro de ermitaños: falleció en Maleval, donde la gente afligida le venera como su protector. Valga un inciso para decir que todos aquellos viajes en el siglo XII -me refiero a su realización- resultan sorprendentes, por no decir claramente increíbles. Aunque no imposibles, si pensamos que la monja galaico-romana Egeria/Aetheria ya peregrinó de Galicia a Tierra Santa en el siglo IV.[2]

A poco que observemos con atención veremos que estamos diciendo de personas distintas... El relato de los gozos de Barcelona se acompasa más con la vida de san Guillermo de Maleval, (a) el Grande (+10 de febrero de 1157). En estos se dice de la conversión de Guillermo, merced a san Bernardo [de Claraval (1090-1153)], dato que nos proporciona una valiosa referencia respecto a la existencia temporal de nuestro personaje. Por último, vemos que uno de los “Guillermos” fallece en Castielfabib, donde es inhumado; mientras que el otro fallece en Maleval (Italia). De ahí que deba tratarse de dos personas distintas..., ¡pues no resulta creíble que el mismo personaje fallezca en dos lugares distintos! Por lo demás, el lapso vital del primer protagonista resulta desconocido -aunque deducible, si lo vinculamos al último de los duques de Aquitania (Guillermo X el Tolosano (1099-1137)-; el del segundo Guillermo debió desarrollarse también en la primera mitad del siglo XII, pues fallece a comienzos de la segunda parte de la centuria (1157).

En cuanto a la pregunta: ¿Estuvo san Guillermo en Castielfabib?, cabe responder que los primeros gozos comentados dicen que sí, en tanto los últimos nada indican al respecto, sólo que falleció en Maleval... Por el dato cronológico expuesto, sabemos que a mediados del siglo XII Castielfabib y la zona del pre-Rincón de Ademuz se hallaba bajo control de los moros valencianos –estamos diciendo de las segundas Taifas-: En Valencia y Murcia Muhammad ibn Mardanis (1147-1172), alias Lobo, se hizo con el poder y consiguió resistir el avance de los almohades hasta un año antes de su muerte (1171).[3] La zona de Teruel fue conquistada por Alfonso II el Casto -la Carta de población turolense comienza a desarrollarse a partir de 1177-, mientras que la zona del futuro Rincón de Ademuz no se conquistó hasta 1210, en tiempo de Pedro II el Católico.

Mapa de la Península Ibérica, con detalle de Al-Andalus y los reinos cristianos del norte (ca.1150).

Mapa de la Península Ibérica con detalle de las líneas de avance cristianas (verde), fecha de la conquista cristiana (negro) y fronteras que se indican: ca.1157 (línea punteada roja) y ca.1210 (línea contínua roja).
 
Todo lo cual hace poco probable la estancia de san Guillermo en Castielfabib a mediados del siglo XII, aunque no imposible. Pues la zona, aunque bajo poder musulmán, se hallaba escasamente poblada, lo que podía favorecer la existencia de un pobre anacoreta cristiano subsistiendo en una cabaña o cueva sita en las proximidades de Castiel, que no sería más que un villorrio junto a un castillejo de frontera. Como es sabido, sin embargo, ¡la falta de pruebas no es prueba de ausencia! Poco más puede extraerse del personaje Guillermo a través de los Gozos. Es por ello que les propongo una aproximación sinóptica a la vida de distintos personajes de nombre Guillermo, algunos de ellos con halo de santidad y todos vinculados (por historia o tradición) al ducado de Aquitania [4] -zona situada al suroeste de la Francia medieval antiguamente conocida como Guyena, siendo Burdeos su antigua capital-.[5]

Mapa en el que se detalla la "Expansión del Imperio Plantagenet" en Francia, con detalle del ducado de Aquitania (ca.1150).

Detalle de la ubicación geográfica actual de la provincia de Aquitania en Francia [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].
 
Tabla sinóptica para el estudio comparativo de varios santos de nombre Guillermo.

Guillermo I
de Tolosa
(a) el Santo
Guillermo
IX de Aquitania 
(a) el Trovador
[VII conde de Poitiers]

Guillermo
X de Aquitania
(a) el Tolosano
[VIII conde de Poitiers]
Guillermo de Maleval
(a) el Grande
Guillermo,
duque de Aquitania
y IX de Pictavia
Segmento vital
755-812
(57 años)
1071-1126
(55 años)
1099-1137
(38 años)
+1157
(Ermita de Malavalle, Castiglione Della Pescaia-Toscana)
ca.1103-1157
(54 años)
Progenitores
Teodorico,
conde de Autun y de Aula o Alda.
Guillermo VIII de Aquitania (y VI de Poitiers) y de su tercera esposa, Audéarde de Borgona
Guillermo el Trovador y Philippa de Tolosa (o Tolosana)
-
Guillermo,
VIII conde de Pictavia y duque de Aquitania y Filipa Matilda Tolosana
Relaciones familiares
Nieto de Gaucelmo y de Carlos Martel (de éste por parte materna), y por tanto primo de Carlomagno: que le encomendó el condado de Tolosa. Creó el ducado de Aquitania (781). Padre de Bera, primer conde de Barcelona.
De su matrimonio con Philippa de Tolosa tuvo varios hijos:
-Inés de Poitou (+ca.1159), esposa de Aimerico de Thouars y de Ramiro II el Monje, rey de Aragón.
-Guillermo X de Poitiers (1099-1137) el Tolosano, último duque de Aquitania.
-Raimundo de Poitiers (ca.1115-1149), por su matrimonio con Constanza, Príncipe consorte de Antioquia.
De su matrimonio con Leonor de Châtellerault, tuvo varios hijos:
-Guillermo de Aquitania (+1130).
-Leonor de Aquitania.
-Petronila de Aquitania.
-Aigret de Aquitania.
Según una tradición de la toscana: era un caballero francés, de la familia ducal de Aquitania, descendiente de los condes de Poitiers/Poitou. Llevó una vida inmoral en su juventud, razón por la que fue excomulgado por Eugenio III (1145-1153), que no quiso concederle el perdón. Convertido por san Bernardo de Claraval (1090-1153), emprendió viajes de peregrinación: Compostela, Roma, Jerusalén.
De su matrimonio hubo dos hijas:
-Eleonora, casada en 1137 con Luis VII el Joven (1120-1180) y más tarde (1152) con Enrico de Normandía, después Enrique II (1154-89) de Inglaterra, y
-Petronila.
Hechos
Tutor de Ludovico Pío: Luis el Piadoso (778-840). Colaboró en la conquista de Gerona (785).
Participó en la Primera Cruzada, tras la caída de Jerusalén (1101-1102). Sostuvo guerras contra los condes de Tolosa. Excomulgado dos veces: por abandonar a su esposa y por arrebatarle la mujer a un vasallo.
Combatió junto a su concuñado Alfonso I el Batallador  en incursiones sobre Valencia (1120-23).
Fue el primero de los trovadores provenzales de los que se tiene noticia. Alardeaba de sus proezas sexuales, autodenominado “trichador de dòmnas”.
Aliado de Godofredo el Bello contra Normandía.
Apoyó al antipapa Anacleto II (1130-38), frente a Inocencio II (1130-1143), hasta su entrevista con san Bernardo de Claraval (1134).
Pidió al rey de Francia Luis VI el Gordo que consintiera en el matrimonio entre su heredero Ludovico (Luis VII el Joven) y su hija Leonor de Aquitania: el matrimonio se celebró en 1137 y duró hasta 1152. Ese mismo año Leonor casó con Enrique II Plantagenet, conde de Anjou y duque de Normandía, rey de Inglaterra desde 1154.
La primera etapa de su vida se mezcla con la de Guillermo el Santo y con la de Guillermo el Tolosano.
Pudo ir a Jerusalén como peregrino y a su regreso a Italia (ca.1153) marchó como anacoreta a la Toscana: primero a un bosque cercano a Pisa, después a Monte Pruno y finalmente a Stabulum Rhodis, zona también conocida como Maleval, territorio de Siena, obispado de Grosseto.
Los últimos años de su vida fueron como anacoreta: ayuno, silencio y oración.

Apoyó al antipapa Anacleto II (1130-38) hasta su conversación por Bernardo de Claraval (1090-1153).
Tras su conversión, hizo testamento, encomendando sus hijas al rey de Francia y marchó a Compostela como peregrino (1136), con la intención de morir para el mundo.
Fingiendo su muerte peregrinó hasta Roma para pedir perdón al Papa Inocencio II (1130-1143): éste no creyó en su arrepentimiento y le remitió a Jerusalén, para que le aconsejara el Patriarca. En Jerusalén permaneció nueve años en una cueva como penitente. Huyendo de sus deudos regresó a Italia, donde quedó ciego por haber vuelto a las armas. Al recobrar la vista retornó a Tierra Santa. De nuevo regresó a Italia, esta vez a Selva Livalia, donde tomó el hábito de san Agustín. Estando en Monte Pruno luchó con el Demonio, quedando malherido: la Virgen curó sus heridas. Después marchó a Castellón de Burriana (España), donde curó de calenturas a una mujer, marchando luego a Stabulun Rhodis: lugar identificado con Castielfabib.
Muerte:
Canonización/Beatificación
Al final de su vida  se retiró al monasterio de Aniane (804), del que salió (en 806) para fundar el monasterio de Gellone, de ahí que en Francia se le conozca como Guillermo de Gellone.
Santo de la iglesia católica (1066).

Convertido en personaje de leyenda (confundido con Guillermo de Gellone el Santo y con san Guillermo de Maleval el Grande).
Se trata del famoso don Gaiferos de Mormaltán: Falleció en Santiago de Compostela, tras su peregrinación.
Inspirador de la orden religiosa “Eremitas de san Guillermo” (rama de los Eremitas de san Agustín), fundada por su discípulo Alberto: Consuetudines e Regula sancti Guillelmi
–basada en los cistercienses-.
Canonizado en 1202 por Inocencio III (1198-1216), mediante la bula
Ex litteris.
Muerte de san Guillermo en Castielfabib (1157), asistido por su discípulo Alberto. Inocencio III (1198-1216) le colocó en el Catálogo de los Santos. Gregorio X (1227-41) mandó edificar en el mismo lugar del sepulcro del santo un templo. San Guillermo consta con Oficio propio en los Breviarios de la Orden Agustina.
Elaboración propia (2014).

            En la búsqueda del santo de Castielfabib [san Guillermo de Aquitania] nos encontramos con cinco protagonistas de este nombre, los tres primeros son reales, no así el quinto que resulta un personaje mistificado o de ficción cuya vida se halla compuesta con datos más o menos verídicos correspondientes a los anteriores. De los “Guillermos” que se describen, sólo el primero [Guillermo el Santo (755-812)] y el cuarto [Guillermo el Grande (+1157)] son santos con base histórica reconocidos por la Iglesia católica:

            El primer Guillermo [Guillermo el Santo (755-812)], hijo de Teodorico y de Aula/Alda, fue nieto de Gaucelmo por parte de padre y de Carlos Martel por parte de madre, lo que le hace primo de Carlomagno (ca.742-814), quien le encomendó el condado de Tolosa: Guillermo I de Tolosa. Fundador del ducado de Aquitania y padre de Bera, primer conde de Barcelona (801-820).[6] Fue preceptor de Ludovico Pío, segundo hijo de Carlomagno, que reinó como Luis el Piadoso (778-840). Al final de su vida, el Santo se retiró al monasterio de Aniane (804), del que salió para fundar el monasterio de Gellone (806),[7] de ahí que también se le nombre en Francia como Guillermo de Gellone.[8]
 
[No obstante, fue el noble franco Guillermo I de Aquitania, llamado también Guillermo el Piadoso o Guillermo de Auvernia (875-918), el primero que exhibió el título de duque de Aquitania (893-918)].[9]


Detalle de "San Guillermo de Aquitania" (1672), obra de Antonio de Pereda y Salgado (1611-1678), pintor barroco formado en el naturalismo tenebrista y el color veneciano: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

Detalle del ábside de la iglesia del monasterio de Gellone en Saint-Guilhem-de-Désert (Francia) [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

            El segundo Guillermo [Guillermo el Trovador (1071-1126)] fue el IX duque de Aquitania: de su matrimonio con Philippa de Tolosa hubo varios hijos: Inés de Poitou, que en segundas nupcias casó con el rey Ramiro II el Monje de Aragón (1134-1157), de cuyo matrimonio nació Petronela/Petronila I de Aragón, esposa de Ramón Berenguer IV, padres ambos de Alfonso II el Casto. Otro hijo del Trovador fue Guillermo el Tolosano, X duque de Aquitania, último varón de la dinastía. El Trovador participó en la Primera Cruzada, tras la caída de Jerusalén, y combatió junto a su concuñado -Alfonso I el Batallador- en incursiones sobre Valencia (1120-23). [La vinculación de la casa de Aquitania con los reyes de Aragón viene, de una parte porque una hermana del Trovador -Inés de Aquitania- casó con Pedro I de Aragón (hermano de Alfonso el Batallador y de Ramiro el Monje); y de otra porque su hija citada -Inés de Poitou- casó en segundas nupcias con el nombrado Ramiro II].  Fue excomulgado en dos ocasiones por su vida licenciosa: él mismo se denominaba “trichador de dómnas”, aludiendo a sus cualidades seductoras, de las que se vanagloriaba.[10]

Detalle de una miniatura de la época en la que se representa a "Guillermo de Poitiers", Guillermo IX de Aquitania (1071-1126), alias el Trovador,
Bibliothèque Nationale, MS cod. fr. 12473 [Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].

El tercer Guillermo [Guillermo el Tolosano (1099-1137)] fue el X duque de Aquitania, último varón de esta progenie: de su matrimonio con Leonor de Châtellerault hubo varios hijos, siendo el más notable Leonor de Aquitania (1122-1204), quien en primeras nupcias casó con el que sería Luis el Joven de Francia (1137) y más tarde con el futuro Enrique II de Inglaterra (1152): de su matrimonio con Enrique II Plantagenet tuvo varios hijos, entre los que destacan Ricardo I (a) Corazón de León y John (a) Juan sin Tierra. La extraordinaria película de Anthony Harvey -“El león en invierno” (1968)-, recrea momentos de la vida de estos personajes (en la Navidad del año 1183).[11] Durante el cisma, el Tolosano apoyó a Pietro Pierleoni [Anacleto II (1130-38)], frente a Gregorio Papareschi [Inocencio II (1130-1143)], ello hasta su entrevista con san Bernardo de Claraval (1090-1153) en el castillo de Parthenay (1134). Durante la baja Edad Media se convierte en personaje de leyenda, confundido en parte con Guillermo el Santo y con Guillermo el Grande.[12] En la actualidad se le relaciona con don Gaiferos de Mormaltán, protagonista del célebre romance medieval gallego, fallecido en Santiago de Compostela tras su peregrinación: “la tradición sitúa el fallecimiento de don Gaiferos en el Viernes Santo del año 1137 ante el altar mayor de la Catedral de Santiago”.[13]


Detalle de una miniatura de la época en la que se representa a "Guillermo X de Aquitania en su lecho de muerte", (a) el Tolosano (1099-1137)
[Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].
Representación de don Gaiferos de Mormartán, célebre personaje del poema medieval gallego, fallecido en la catedral compostelana tras su peregrinación, identificado con Guillermo X (a) el Tolosano (1099-1137) .

ROMANCE DE DON GAIFEROS DE MORMALTÁN 


I onde vai aquil romeiro, meu romeiro a donde irá,
camiño de Compostela, non sei se alí chegará.
Os pés leva cheos de sangue, xa non pode máis andar,
malpocado, probe vello, non sei se alí chegará.
Ten longas e brancas barbas, ollos de doce mirar,
ollos gazos leonados, verdes como a auga do mar.
-I onde ides meu romeiro, onde queredes chegar?
Camiño de Compostela donde teño o meu fogar.
-Compostela é miña terra, deixeina sete anos hai,
relucinte en sete soles, brilante como un altar.
-Cóllase a min meu velliño, vamos xuntos camiñar,
eu son trobeiro das trobas da Virxe de Bonaval.
-I eu chámome don Gaiferos, Gaiferos de Mormaltán,
se agora non teño forzas, meu Santiago mas dará.
Chegaron a Compostela, foron á Catedral,
Ai, desta maneira falou Gaiferos de Mormaltán:
-Gracias meu señor Santiago, aos vosos pés me tes xa,
si queres tirarme a vida, pódesma señor tirar,
porque morrerei contento nesta santa Catedral.
E o vello das brancas barbas caíu tendido no chan,
Pechou os seus ollos verdes, verdes como a auga do mar.
O bispo que esto oíu, alí o mandou enterrar
E así morreu señores, Gaiferos de Mormaltán.
Iste é un dos moito miragres que Santiago Apóstol fai.



Tomado de Alfonso Hervella Courel. Romances populares gallegos recogidos de la tradición oral, Edición de Xosé Ramón Mariño e Carlos L. Bernardez, Nigratrea, 2011.


Miniatura de la época representando a Leonor de Aquitania (1122-1204)  en la boda con el futuro rey de Francia Luis VII el Joven [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

Detalle del monumento funerario de Leonor de Aquitania (1122-1204) y Enrique II de Inglaterra [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].
 
El cuarto Guillermo [Guillermo el Grande (+1157)], también conocido como Guillermo de Maleval. La primera parte de su vida es desconocida, aunque según una tradición toscana, era un caballero francés, de la familia ducal de Aquitania, descendiente de los condes de Poitou. Llevó una vida inmoral en su juventud, razón por la que fue excomulgado por el Papa [Eugenio III (1145-1153)], que no quiso concederle el perdón. Convertido por san Bernardo de Claraval (1090-1153), emprendió varios viajes de peregrinación: Compostela, Roma, Jerusalén. Pudo ir a Jerusalén como peregrino y a su regreso a Italia (ca.1153) marchó como anacoreta a la Toscana: primero a un bosque cercano a Pisa, después a Monte Pruno y finalmente a Stabulum Rhodis, zona también conocida como Maleval, territorio de Siena, obispado de Grosseto. Los últimos años de su vida fueron como anacoreta: viviendo en ayuno, silencio y oración. Inspirador de la Orden de los Guillermitas o Eremitas de San Guillermo, rama de la "Orden de los Eremitas de San Agustín".[14] Los Guillermitas eran originarios de Siena (Italia), al poco de su fundación sufrieron una gran persecución, lo que provocó su dispersión por distintos lugares: Génova, Francia, Aragón y Castilla. Sin vocación por el estudio, se dedicaban básicamente a la agricultura, siendo los promotores del “regadío parcial”.[15]

Detalle de una talla en la que se representa a "Guillermo de Maleval", (a) el Grande (+1157), Buxheim (Alemania), s. XVIII
[Tomada de Wikipedia, La enciclopedia libre].
  
El quinto Guillermo [Guillermo de Aquitania (ca.1103-1157)], hijo de Guillermo de Aquitania y de Filippa Matilda Tolosana. Durante su juventud llevó una vida violenta y licenciosa, razón por la que fue excomulgado: todo ello le identificaría con el segundo Guillermo [Guillermo el Trovador (1071-1126)]. De su matrimonio hubo dos hijas: Eleonora/Leonor/Alienor: casada en 1137 con del futuro Luis VII el Joven (1120-1180) y más tarde (1152) con Enrico de Normandía, después Enrique II (1154-89) de Inglaterra, y Petronila. Apoyó al antipapa Anacleto II (1130-38) hasta su entrevista con Bernardo de Claraval (1090-1153). Tras su conversión, hizo testamento (cardenal Baronio), encomendando sus hijas al rey de Francia [Luis VI el Gordo (1081-1137)] y marchó a Compostela como peregrino (1136), con la intención de morir para el mundo: todo ello le identificaría con el tercer Guillermo [Guillermo el Tolosano (1099-1137)]. Fingiendo su muerte (en Compostela), peregrinó hasta Roma, para pedir perdón al Papa Inocencio II (1130-1143): éste no creyó en su arrepentimiento y le remitió a Jerusalén, para que le aconsejara el Patriarca. En Jerusalén permaneció nueve años en una choza o cueva, como penitente. Huyendo de sus deudos regresó a Italia, donde quedó ciego por haber vuelto a las armas. Al recobrar la vista retornó a Tierra Santa. De nuevo regresó a Italia, esta vez a Selva Livalia, donde tomó el hábito de san Agustín. Estando en Monte Pruno luchó con el Demonio, quedando malherido: la Virgen curó sus heridas. Después marchó a Castellón de Burriana (Valencia/España), donde curó de calenturas a una mujer, marchando luego a Stabulun Rhodis: lugar identificado por fray Jaime Jordán (1704) con el Valle de los Rodenos en Castielfabib. Muerte de san Guillermo en Castielfabib (1157), asistido por su discípulo Alberto. Inocencio III (1196-1216) le colocó en el Catálogo de los Santos. Gregorio X (1227-41) mandó edificar en el mismo lugar del sepulcro del santo un templo. San Guillermo consta con Oficio propio en los Breviarios de la Orden Agustina: todo ello le identificaría con el cuarto Guillermo [Guillermo el Grande (+1157)], con el que incluso comparte el año de su fallecimiento y onomástica: 10 de febrero (vetus ordo).[16]

            Entonces, ¿quién es nuestro san Guillermo?, ¿con cuál de ellos nos quedamos? Según vemos, el san Guillermo de la devoción castielfabiense responde al quinto Guillermo [Guillermo de Aquitania (ca.1103-1157)], que resulta ser un “constructo” hagiográfico barroco, de comienzos del siglo XVIII (fray Jaime Jordán, 1704), es decir, un modelo literario de vida cristiana propuesto para estimular la piedad de los fieles. Pues ejemplifica el arrepentimiento y la conversión después de una vida violenta y licenciosa, que llega a la santidad por la mortificación corporal y el consuelo a los demás:
  • <[...] le vistieron [a san Guillermo] la loriga de hierro à raìz de la carne, apretandosela fuertemente con diez cadenas, que le ceñian todo el cuerpo, y remachando los cabos de ellas de manera, que aunque quisiesse no se las pudiesse quitar en toda su vida. Sobre la loriga le pusieron un asperissimo cilicio, que tambien le cubria todo el cuerpo, de suerte, que las puntas de este entravan por las mallas del arnès, y le penetravan el cuerpo, causandole intolerable tormento. Sobre la cabeça le pusieron tambien el yelmo, ò celada con tal artificio, que no se la pudiesse quitar: y armado con estas armas se despidiò de su Maestro, y se fue à pelear con el mundo, demonio, y carne>.

Para la mente postmoderna, la mortificación corporal, el flagelo y el cilicio pueden resultar incomprensibles, no así para una mentalidad basada en la resignación y la renuncia. Me pregunto si Dios Nuestro Señor se complacería con la decisión del penitente Guillermo, y me respondo que no, pues ningún padre gozaría con el sufrimiento de sus hijos. ¿Qué sentido tiene el suplicio del cuerpo, incluso el rechazo de los sencillos placeres de la vida? Es probable, sin embargo, que los místicos y teólogos tengan alguna respuesta… Porque la vida de san Guillermo de Aquitania, como la misma religión cristiana, no debe entenderse como un sistema o método de vida, sino como una historia o camino de salvación, hasta el punto de constituir un paradigma evangélico: "Si quieres venir en pos de mí, toma tu cruz y sígueme" (Mt 16:21-27). Eso y no otra cosa representa la peripecia vital del santo aquitano, la renuncia de sí mismo y la entrega al prójimo por amor de Dios.


            Vida de san Guillermo de Aquitania, según la versión de fray Jaime Jordán (1704).

Historia de la provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada Orden de los Ermitaños de Nuestro Gran Padre San Agustín (Jaime Jordán, 1704).
Capítulo XX
De la Vida de San Guillermo (ca.1103-1157), Duque de Aquitania, Confesor de la Orden de los Ermitaños de Nuestro Padre San Agustín.
PÁRRAFOS
I
De la patria, nacimiento, y mocedad del príncipe Guillermo: como se casó, y tuvo una hija, de quien descienden los reyes de España.
1-4
II
Como el duque Guillermo fomentó el cisma del antipapa Anacleto II (1130-38), quitó los obispos de sus sillas, robó las iglesias, y otros males que hizo.
1-3
III
Como san Bernardo [de Claraval (1090-1153)] dijo Misa, y tomando la Hostia consagrada en las manos salió al Conde Guillermo, y le convirtió.
1-5
IV
Como el Duque Guillermo se fue a la soledad a comunicar con un devoto ermitaño, y la penitencia que le aconsejó.
1-4
V
Vuelve San Guillermo a su casa, vende cuanto tiene, y hace su testamento: va en peregrinación a Santiago de Galicia, y allí se finge difunto, para vivir del todo muerto al mundo.
1-4
VI
Como San Guillermo fue a Italia a pedir perdón al Papa [Inocencio II (1130-1143)], y de allí a Jerusalén, donde hizo nueve años increíble penitencia.
1-4
VII
Como Guillermo por huir de sus deudos dejó a Jerusalén, y se fue a Italia, donde cegó por haber vuelto a las armas, y recobrada la vista se volvió a Palestina, y de allí a una áspera soledad.
1-3
VIII
Como san Guillermo se volvió a Italia, a Selva Livalia, y tomó el hábito de nuestro padre san Agustín, y propagó nuestra sagrada religión
1-5
IX
De una singular batalla que tuvo san Guillermo con los Demonios en Monte Pruno, y como la Virgen Santísima, acompañada de dos santas vírgenes, vino a curarle las heridas.
1-4
X
Como san Guillermo curó de calentura a una mujer en Castellón de Burriana, y por huir el aplauso se fue a un valle llamado Stabulum Rhodis.
1-2
XI
Refiérense las admirables virtudes, en que resplandeció san Guillermo y celestiales doctrinas que daba a sus Religiosos.
1-4
XII
Como san Guillermo curó a tres doncellas de calentura, conservó una lámpara, que se cayó, entera, y del don de profecía que tuvo.
1-4
XIII
De la muerte gloriosa de san Guillermo (10 de febrero de 1157), su sepultura, milagros, y canonización [por Inocencio III (1198-1216)].
1-5
                Elaboración propia (2014). Tomado de JORDÁN (1704). Nota: los datos en rojo no aparecen en la obra, son añadidos del autor.

Relación cronológica de efemérides vinculadas a la hagiografía de san Guillermo de Aquitania (Jaime Jordán, 1704).
1103
-Fecha aproximada de nacimiento de Guillermo: tenía 27 años cuando fallecieron sus padres, siendo por este tiempo cuando se produjo el XXIIIº Cisma de la Iglesia Católica, a la muerte del Papa Honorio II (1124-30).
1130
-El joven Guillermo, ya Duque de Aquitania, toma partido por el Antipapa Pietro Pierleoni [Anacleto II (1130-38)], frente a Gregorio Papareschi [Inocencio II (1130-43)].
1136
-Hace testamento de sus bienes (Cardenal Baronio), dejando a cada hija [Eleonor y Petronila] lo que le correspondía a cada una.
-Primera peregrinación a Santiago de Galicia (España), cuando se hallaba en la treintena de su vida.
-Peregrinación a Roma, para ver al Papa Inocencio II (1130-43), que le manda ir Jerusalén para recibir consejo del Patriarca.
1136-45
-Peregrinación a Jerusalén (Palestina), donde vive durante nueve años, en la choza que el Patriarca le mandó construir en el patio de su casa.
1145-53
-Vuelve a Europa, con la intención de pedir la bendición del Papa Eugenio III (1145-53), que reside en Francia. Vuelve a Jerusalén, y tras un tiempo como anacoreta, inicia segunda peregrinación a Santiago de Galicia (España), desde donde marchó a la Selva Livalia (Italia).
1150
-Toma el Hábito de San Agustín, en el Monasterio de Santa María de Lupo-Cavo, obispado de Luca (Italia). Allí funda su primer convento-hospital, naciendo la Congregación de los Ermitaños Guillermitas, que fue una reforma de la Orden de San Agustín, persistiendo como tal hasta la reforma de Alejandro IV (1254-61), fecha en que la unió a la de los Ermitaños de San Agustín (1256).
-En este tiempo fundó otro convento en Monte Pruno, teniendo ya por discípulo a san Alberto. Desde allí volvió de nuevo al primer convento, para marchar seguidamente al reino de Valencia (España).
1155
-Arribado a Castellón de Burriana (Valencia), funda nuevo convento, para marchar después al Valle los Rodenos [Stabulum Rhodis], en Castielfabib (Valencia), donde continúa viviendo como ermitaño, junto a Alberto, y Reynaldo, que aparece por el Lugar poco antes de la muerte de Guillermo.
1157, 
 febrero 10
-Muerte del ermitaño Guillermo en Castielfabib (Valencia).
1202, 
mayo 8
-Inocencio III (1196-1216) le colocó en el Catálogo de los Santos.
1227
-Gregorio X (1227-41) mandó edificar en el mismo lugar del sepulcro de san Guillermo un magnífico templo.
1400
-San Guillermo consta con Oficio propio en los Breviarios de la Orden Agustina.
                Elaboración propia (2014). Tomado de JORDAN (1704). Nota: los datos en rojo no aparecen en la obra, son añadidos del autor.

            
Para la composición hagiográfica de san Guillermo fray Jaime Jordán (1704) toma elementos de la vida de Guillermo X de Aquitania, personaje histórico, último varón de este título, el cual tiene su vertiente mítica en el poema medieval gallego que dice de don Gaiferos de Mormaltan: fallecido ante el altar mayor de la catedral compostelana después de su peregrinación. Guillermo el Tolosano tuvo varios hijos, entre los que destaca Leonor de Aquitania, casada con el que sería Luis VII el Joven de Francia y después con Enrique de Plantagenet, futuro Enrique II de Inglaterra.

Mapa de la Península Italiana, con detalle de la situación de Maleval en la Toscana [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].
 
Mapa de la Comunidad Valenciana (España), con detalle de la comarca del Rincón de Ademuz, en rojo, donde se halla Castielfabib (Valencia) [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

Continúa después la vida del personaje con datos tomados de san Guillermo de Maleval, también conocido como el Grande, inspirador de la Orden de los Guillermitas, rama de los Ermitaños de san Agustín. El de Maleval posee también una vertiente mítica que afecta a su juventud, pues tras una vida inmoral de disipación se convirtió y peregrinó a los lugares santos de la cristiandad (Santiago, Roma, Jerusalén), acabando su vida como anacoreta en silencio, ayuno y oración, y falleciendo en Maleval (Italia) –el 10 de febrero de 1157-; pero fray Jaime Jordán da un paso más y lleva a nuestro santo de Aquitania hasta Castellón de Burriana, en el reino moro de Valencia, y de allí a Stabulum Rhodis, lugar que asimila con el Valle de los Rodenos en Castielfabib (Rincón de Ademuz-Valencia), haciéndole fallecer en la misma fecha que Guillermo el Grande.







[1] Cf. Wikipedia, voz Rincón de Ademuz.
[1] 
Cf. Wikipedia, voz Egeria (monja).
[3] Cf. Wikipedia, voz Taifa de Valencia.
[4]  Cf. Wikipedia, voz Ducado de Aquitania.
[5] Cf. Wikipedia, voz Aquitania.
[6] Cf. Wikipedia, voz  Bera
[7] Cf. Wikipedia, voz Abadía de Saint-Guilhem-le-Désert.
[8]Cf. Wikipedia, voz  Guillermo I de Tolosa.
[9]Cf. Wikipedia, voz  Guillermo I de Aquitania
[10Cf. Wikipedia, voz Guillermo de Poitiers
[11]«Año 1183. El rey de Inglaterra Enrique II Plantagenet reúne a toda su familia para pasar las Navidades y decidir quién le sucederá en el trono. Manda llamar a su esposa, la maquiavélica Leonor de Aquitania, a quien mantiene encerrada en una torre después de haberla repudiado, y también a sus tres hijos: el taimado Geoffrey, el insignificante John (Juan sin Tierra) y el colérico Richard (Ricardo I Corazón de León). Conviene tener en cuenta que, algunos años antes (1173-1174), los tres, incitados por su ambiciosa madre, se habían sublevado contra su padre». Vid El león en invierno, en Portal de Cine: Filmaffinity.
[12Cf. Wikipedia, voz Guillermo X de Aquitania.
[13] Un estudio revela la verdadera personalidad de don Gaiferos: Es obra del fallecido Conde de Quirós, con introducción y apéndices de Luis y Eris Cochón //Certifica que se trataba del X Duque de Aquitania, en http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/un-estudio-revela-autentica-personalidad-don-gaiferos/idEdicion-2010-07-13/idNoticia-568404/.
[14]Cf. Wikipedia, voz  Guillermo de Maleval.
[15Cf. Wikipedia, voz Guillermitas.
[16] JORDAN, Jaime. Historia de la Provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada orden de los ermitaños de nuestro gran padre san Agustín, compuesta de quatro Reynos, Valencia, Aragón, Cataluña y las Islas de Mallorca y Menorca; y dividida en quatro partes, Valencia, 1704, parte primera [contiene las fundaciones de los conventos de religiosos, y religiosas del Reyno de Valencia: y las Vidas de sus insignes hijos en santidad, letras, y dignidades], capítulo XX.