jueves, 7 de agosto de 2014

DON ANTONIO DÍAZ TORTAJADA (Castielfabib, 1947), SACERDOTE, ESCRITOR Y PERIODISTA.


Conversación –evocaciones y remembranzas- con un clérigo 
hijo del Rincón de Ademuz.


“La madurez interior del hombre depende,
en gran parte,
de su reflexión sobre la vida real y sus condicionamientos”
-Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), en
Llamados para el testimonio (Valencia, 1988)-.







            
Conozco a don Antonio –me refiero a don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947)- de toda la vida, ya que prácticamente somos del mismo pueblo y nos venimos tratando desde la infancia. Digo que en la práctica somos paisanos, aunque lo cierto es que al nacer él fue inscrito en el Registro Civil de Castielfabib, por haber nacido en Los Pajares, aldea de Castiel, y yo en el de Torrebaja. Pero aunque de distinto municipio, los vecinos de ambas localidades éramos todos unos, ya que además de los servicios públicos compartíamos paisaje, amistades, costumbres, devociones, querencias y aversiones.
            

En cierta ocasión, hace ya muchos años de ello, entré yo al antiguo Café de Emilio en Torrebaja y me encontré con don Antonio. Apoyado en la barra del bar él hojeaba un ejemplar del ¡Hola!: Cómo estás leyendo una revista del corazón –le dije bromeando-. No hay nada malo en leer estas revistas, el problema está en leer sólo este tipo de publicaciones… -me contestó sonriendo-.
            

Desde tiempo atrás tenía yo deseos de charlar con don Antonio, pero unas veces por un motivo y otras por otro la conversación no había podido realizarse. Además, él vive en Valencia y yo en el pueblo, lo que dificultaba el encuentro. Hace unos días, sin embargo, coincidimos en un acto festivo -la inauguración de la Semana Cultural de Torrebaja, organizada por la Unión Democrática de Pensionistas (UDP)-, y acordamos vernos. Convenimos el jueves, pero me acerqué a su casa el martes, para establecer la hora; y como ninguno tenía nada mejor que hacer decidimos hacer la entrevista en ese mismo momento. La conversación tuvo lugar en el despacho de su casa, y en extracto fue del tenor siguiente.

Don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), durante la entrevista en el despacho de su casa de Torrebaja (Valencia), 2014.


Contenido de la entrevista.

La casa de don Antonio es un edificio de nueva planta sito en la calle Nueva, que llaman de Valencia, al noreste del Torrebaja. Desde su despacho puede verse al frente una estupenda panorámica de la vega del Turia a su paso por la localidad, que en estos primeros días de agosto luce un verde exuberante. El horizonte lo cierra una zona de monte llamada La Dehesa, reforestada de pinos y El Cerrellar, con la inconfundible silueta de los Puntales del Mediero en la parte alta. A la derecha queda la zona del pueblo que corresponde a la plaza del Ayuntamiento, el torreón de Los Picos y la torre de la parroquial, Santa Marina Virgen.

            Antonio, cuéntame de tu infancia en el pueblo, de tus padres y hermanos.
  • <Mi nombre es Antonio Díaz Tortajada, nací en Los Pajares, aldea de Castielfabib, el 20 de octubre de 1947, hijo de Ceferino Díaz Soriano, natural de Mas de los Mudos, aldea de Castiel y de Visitación Tortajada Soriano, de Torrebaja: ella era de la familia de los Chullas, como les llamaban aquí… Mi padre era hijo de madre soltera, tenía algunos primos por aquí y otros por Barcelona y trabajaba en la serrería de Los Cesáreos. Mi madre tuvo diecinueve hermanos, uno de ellos, llamado Plácido, murió de niño (con 8 años), atropellado por un coche en la carretera (en 1935). Mi abuela Dolores todavía pudo reunir en torno a su mesa a catorce de ellos… La casa donde nací se hallaba en el límite entre ambos municipios, pero como la puerta daba hacía la parte de las Eras, a efectos legales nací en Castielfabib. Aunque yo siempre me he considerado de Torrebaja, aquí estaban la mayor parte de mis familiares, mis amigos, mi ambiente, aquí fui a la escuela y aquí viví hasta que me marché a estudiar... Mi madre quería que al nacer me inscribieran en el Registro de Torrebaja, entonces había mucha facilidad para ello; pero mi padre cogió la bicicleta y se fue a inscribirme a Castiel, por eso consta allí mi nacimiento. Lo mismo sucedió cuando nació mi hermano Julio. Ceferino, que es el pequeño, ya nació en nuestra casa de la calle Cantón, y consta como de Torrebaja. Porque de Las Eras nos bajamos a Torrebaja. En el Cantón mi abuela Dolores tenía un corral y mi padre, con mucho esfuerzo hizo una casa. Sí, mi familia ha estado siempre enraizada en esta parte del Rincón de Ademuz>

            ¿Qué recuerdas de las escuelas de Torrebaja, quiénes fueron tus primeros maestros?
  • <Las escuelas de mi infancia estaban en el antiguo edificio del Ayuntamiento, la fachada era el frontón, había una ventana arriba que cuando daba la pelota hacía falsa… En la planta baja estaban las oficinas municipales y en el primer y segundo piso las escuelas. Mi primer maestro fue don Luis Perpiñán (Aguilar), después estuve con don Lisinio (Aliaga Gimeno), y alguna vez venía a sustituirle un familiar ya mayor, don Gregorio (Sacedo) y otras veces don Eladio (Arnalte Vicente), que regía la escuela del piso de arriba… De aquel tiempo en las escuelas tengo buen recuerdo, de los amigos y compañeros de entonces, de los juegos en los recreos… Recuerdo las lecciones de don Luis, la fecha del día  se ponía en un recuadro de la pizarra, la consigna se escribía cada día en el encerado, y  solía ser un pensamiento político de José Antonio (Primo de Rivera). Los sábados se copiaba el Evangelio del domingo…, porque entonces había clase todos los días de la semana, excepto el jueves por la tarde, que creo había fiesta; pero el sábado también había escuela. Yo siempre tuve una letra muy bonita, preciosa, mi madre insistía en ello; después la fui empeorando, en el seminario, en la facultad, por los apuntes que había que tomar rápido… Recuerdo también que teníamos que llevar un tarugo de leña para la estufa en invierno, los turnos para encender la estufa y hacer la leche que daban, y el queso. ¿Mis amigos de entonces?, pues Paco el Fidel, que ahora está en Canadá, Antonio Esparza, ya fallecido, Alberto Miguel, Evaristo Pinazo, que está en Barcelona, Cesáreo Hernández, Antonio Villanueva…, los de mi generación. Entre los mayores estaba Evaristo el Mosquito, Ramón el Milagros, Manolo el Borito…, que eran los mayores. Me acuerdo de la muerte del padre de un compañero, del que ahora no recuerdo el nombre, que vivía en la calle Cantón: el maestro hizo una colecta para ayudar al chico, uno dio un bolígrafo, otro un lápiz…, para ayudarle en aquella situación. El suceso me impresionó y nunca lo he olvidado… Tengo también un mal recuerdo, pues en cierta ocasión Paco el Fidel y yo nos fuimos a nadar al río Turia, en una zona que había por debajo del puente de Guerrero y por poco nos ahogamos en un remolino: por haber faltado al colegio mi madre me dio una paliza…>
       Se nombra aquí a varios maestros de las Escuelas Nacionales de Torrebaja (Valencia) de los años cincuenta, sesenta y setenta.[1]

Don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), foto de juventud (ca.1988).

Don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), en la ermita de san Roque de Torrebaja (Valencia), durante las Fiestas Patronales (ca.1995).


            ¿Cómo fue marcharte al seminario, acaso tenías ya vocación de cura?
  • <No, yo no pensé nunca en hacerme sacerdote, eso vino después… Lo de marcharme al seminario de Segorbe fue para poder estudiar, pues mis padres no tenían tierras ni otros recursos; mi padre trabajaba en la serrería y mi madre iba a escabar adaza para el tío Roque el Pito, así que la única posibilidad de mejora social entonces era estudiar. Yendo todavía a la escuela recibía clases particulares de un chico de Torrealta que era maestro o estudiaba Magisterio. No recuerdo quiénes íbamos, ni lo que pagábamos, pero sí que iba a repaso… En aquella época había pocos estudiantes en Torrebaja… Antonio Villanueva se marchó a Segorbe un año antes que yo -se refiere a don Antonio Villanueva Hernández (Torrebaja, 1947), sacerdote-. Mi abuela Dolores rezaba mucho para que yo fuera al seminario, pero ya te digo que fui sólo con la intención de estudiar, no de ser cura… Los estudiantes del Rincón de Ademuz se examinaban en Requena o en Teruel, que era donde había instituto. Al seminario de Segorbe entré por intermedio de don Antonio Férriz, un sacerdote de Los Santos… Las parroquias del Rincón pertenecían entonces a la diócesis de Segorbe, de ahí que yo fuera allí, esto fue en 1960. Pero el 20 de julio de ese mismo año, tuvo lugar una remodelación de las diócesis españolas y el arciprestazgo pasó a Valencia, así que tuve que marchar al seminario de Moncada: en Segorbe apenas permaneci veinte días… Ir a Segorbe fue para mí una aventura, era la primera vez que salía del pueblo, había que ir a Teruel y esperar allí el tren borreguero que te dejaba en Segorbe: No, no fui solo, fuimos varios chicos del Rincón de Ademuz: Ricardo de Los Santos, Félix de Castiel, otro de Vallanca, yo que era de Torrebaja… No sé quién nos acompañó, quizá mi madre o la de algún otro chico. Tenía yo 12 años cuando me marché y cumplí los 13 en ese mismo año… De Segorbe tengo pocos recuerdo, porque ya te digo que estuve días>.

      Puede decirse entonces que los estudios los empezaste realmente en Moncada, ¿qué recuerdos tienes de aquellos primeros años de formación?
  • <Te decía que estando en Segorbe dijeron que (los del Rincón de Ademuz) teníamos que ir a Moncada, en Valencia, así que volvimos a nuestra casa. A comienzos de septiembre fui a Moncada para el examen de ingreso… Tras el examen me volví a Torrebaja y a primeros de octubre regresé para empezar las clases. Estuve muy a gusto en Moncada y no puedo por menos que manifestar mi agradecimiento al Seminario, pues me posibilitó estudiar, leer, ver mucho cine y formarme. El primer año de estancia lo pagaron mis padres, unas cinco mil pesetas al semestre: para ellos era mucho dinero… El segundo y tercer año recibí una beca del Patronato de Igualdad de Oportunidades (PIO), del Ministerio de Educación. A partir del tercer año no recuerdo qué pasó pero nos negaron la beca a unos cuantos alumnos… Aunque yo tuve la suerte de recibír una ayuda de Iberia, la compañía aérea española... Estuve becado por esta empresa durante varios años: sólo tenía que presentar la factura de los gastos: matrícula, libros, manutención… -no recuerdo bien cómo fue aquello, sólo sé que el jefe del aeropuerto movió los hilos para que pudiera ser-. Tengo que decir que en Manises había una fundación que lleva el nombre de Vicente Vilar, un mártir de la guerra… Don Vicente fue un industrial de la cerámica sin hijos, y su viuda, doña Isabel Rodes Gil, instituyó aquella fundación: ella la gestionaba, junto con el vicario de la parroquia de San Juan Bautista, que era don Juan Antonio Reig –después fue obispo de Segorbe-Castellón, luego de Cartagena y actualmente de Alcalá de Henares, en Madrid-. Todos los seminaristas de Manises recibían una ayuda de esta fundación, pero por no ser yo natural de Manises, a mí nunca me dieron esa ayuda…, aunque estaba allí empadronado>.

     Se nombra aquí la fundación “Vicente Vilar”, fundada en memoria de Vicente Vilar David (1889-1937), mártir de la Guerra Civil (1936-39), beatificado por Juan Pablo II (1995).[2] Se alude también a don Juan Antonio Reig Pla, entonces vicario de San Juan Bautista de Manises, que después fue obispo en distintas diócesis, muy controvertido por sus opiniones en temas de religión, aborto y sexualidad.[3]

            Sigue diciendo:
  • <Antes de todo eso mi familia emigró de Torrebaja a Manises: surgió la oportunidad y nos trasladamos. Las vacaciones de verano tras el primer curso en Moncada las pasé en Torrebaja, en casa de mis tíos, Dolores Tortajada (Soriano) y Juan Herrero (Hernández), pues mis padres se quedaron en Manises. Mi padre trabajaba en una empresa de maderas, él siempre trabajó en la madera… Ellos eran los conserjes de aquella compañía, después compraron un piso y se trasladaron a su vivienda. Claro, Manises ha sido para mí un segundo pueblo, donde tengo muchos amigos y conocidos… Estando allí, fundamos una revista cultural, “Els Arcs” -Los Arcos- en la que participé activamente. Pero ya te digo, en Moncada estuve muy bien y guardo el mejor recuerdo de aquellos años. Al final del Bachillerato hice el preuniversitario y con 18 años comencé los estudios de filosofía. Estando en el seminario conocí a un sacerdote, don Antonio Domingo, que me animó en esta opción... Claro, de haberme quedado en el pueblo o estar en otro ambiente no me hubiera hecho sacerdote, pero estando en Moncada la cosa se presentó de forma natural... Aunque ya te digo que al principio yo no estaba por la labor, mi única intención era estudiar y formarme. Los estudios de filosofía eran previos al estudio de la teología. Estas asignaturas siempre me han gustado, todavía me gustan... Don Fernando Cubells nos explicaba la lógica matemática: En un papel de fumar se podría resumir el Quijote... –nos decía-. No sólo explicaba la asignatura, sino que la hacía extensiva a la vida de forma muy pedagógica y agradable. También recuerdo a un tal don Hilarión, profesor de dibujo, una asignatura que a mí me gustaba mucho, siempre he tenido pasión por el dibujo. En lo que no he brillado ha sido en la música. Me llamaron para la Schola y enseguida me dijeron: No hace falta que vuelvas... Sí, yo soy más de letras, los quebrados tampoco me entraban al principio, para mí eran un martirio; después les cogí el tranquillo. Recuerdo también a don José Mª Velarte, que nos enseñaba a redactar… Nos proponía una redacción, por ejemplo, escribir sobre la primavera, pero él lo complicaba un poco añadiendo: en un lunes de abril… Escribir siempre me ha gustado. Otro profesor, ya en la facultad, decía: Escribir un libro es fácil, lo difícil es escribir el segundo, el tercero, el cuarto… También me ha gustado la literatura y el mundo de los libros en general; pero la verdad es que disfruté con todas las asignaturas. De los compañeros de estudio guardo buenos recuerdos, así como de los profesores: ¡si soy algo se lo debo a ellos, al seminario y a los que me ayudaron a formarme!>.

Recorte de prensa correspondiente a un artículo de don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), en ABC-Comunidad Valenciana (1997).


            Antonio, ¿cómo era la vida de un seminarista en Moncada en los años sesenta?
  • <En el seminario de Moncada estábamos en internado total: allí vivíamos, residíamos, estudiábamos... Mis padres venían de Manises cada quince días a traerme la ropa limpia, y algo de comida, lo que suelen hacer los padres... En los primeros años la cosa de la comida iba justa, no es que se comiera mal, pero tampoco íbamos sobrados, pues había alguna dificultad. Aunque en los cursos superiores las cosas mejoraron... Hasta quinto curso dormíamos en pabellones o dormitorios con camas corridas, separadas en dos hileras por un muro de obra... A partir de quinto ya teníamos habitaciones individuales: una cama, armario, mesa de estudio, silla y lavabo, con un baño y ducha común. De aquella época recuerdo a don Jaime Marco Baidal, un profesor de geografía con el que tuve muy buena relación... Él había escrito un libro, titulado “El Turia y el hombre ribereño”, y como yo era del Rincón de Ademuz y el libro trataba de esta parte, que él se había pateado para escribirlo, pues hicimos amistad. En la asignatura de este profesor yo sacaba un 14, pues, aparte de los exámenes, si comprabas el libro tenías un punto más, si hacías la excursión, otro, si hacías los mapas, también te puntuaba, etc.>

Se nombra aquí la obra de Jaime Marco BaidalEl Turia y el hombre ribereño (Valencia, 1960)-: El trabajo muestra la influencia del río Turia en el comportamiento cultural del hombre instalado en sus riberas, en las técnicas de adquisición -el cultivo agrícola-, consumición o alimentación, la indumentaria y la vivienda. Estudia también su actividad económica, y muestra el cuadro cultural de su lenguaje y de sus fiestas, con abundantes croquis, fotografías y resúmenes. Se trata de un interesante libro de geografía y etnografía, que en las librerías de lance alcanza hoy un precio entre 65 y 150 euros.

            Y continúa:
  • <Respecto a lo que me preguntabas antes, pues llegó un momento en que tuve que elegir y me decidí por ser cura, así que continué en el seminario de Moncada los años de formación: dos años de filosofía y cuatro de teología… Al terminar los estudios, cuando tenía sobre 26 años, me ordené como presbítero –esto fue el 9 de junio de 1973-. La ordenación tuvo lugar en la catedral de Valencia, por el obispo don José Mª García -se refiere al venerable José María García Lahiguera (1903-1989)-. Al día siguiente de cantar misa casé a Maritere (Cortés Tortajada), la hija de Pepe el Campero, en la iglesia del Buen Pastor de Valencia. En Santa Marina de Torrebaja celebré mi primera misa el día 21 del mismo mes de junio, y el 23 en San Juan Bautista de Manises. Son fechas que tengo en el recuerdo…>

Respecto a los seminaristas, ¿cómo son los actuales en comparación con los de tu tiempo en el seminario de Moncada?
  • <Han pasado muchos años... Pienso que los seminaristas de hoy son hijos de esta época, con sus circunstancias. Chavales alegres, que viven con pasión su vocación, con sencillez y con normalidad. Son personas muy normales que quieren entregar su vida a Jesucristo y su Iglesia. Sin embargo hay una constante con los de mi tiempo: Son jóvenes de oración, estudio y vida en común y además muy en contacto con el mundo: Se van acercando a la vida de las parroquias y a las distintas realidades de los enfermos, de los menos favorecidos, van a residencias de ancianos. Tienen que estar en el mundo, porque son jóvenes del mundo y para el mundo. Algo que me llama mucho la atención es que no tienen cara de "pepinillos en vinagre" que diría el Papa Francisco, sino una cara de alegría. Decía Santo Tomás que la alegría es consecuencia del amor y en la vida de un cura o de un seminarista eso se traduce en una cara y en una vida alegre>
"Llamados para el testimonio", obra de Antonio Díaz Tortajada, editada por Edicep (1988).
"Arriesgar la palabra", obra de Antonio Díaz Tortajada, editada por Edicep (1993).

"Háblame de Jesús: carta a una niña", obra de Antonio Díaz Tortajada editada por Edicep (2001).

            ¿Cómo fueron tus primeros años de cura, estuviste en alguna parroquia?
  • <Bueno, dos años antes de ordenarme estuve yendo con otros cuatro seminaristas a la parroquia de Nuestra Señora del Pilar -en el barrio de Velluter de Valencia-: allí hacía lo que podríamos llamar las prácticas, ayudando al párroco, yendo a los campamentos de verano con los niños… Estando allí me ordené como diácono, que es el paso previo al presbiterado, y después ya me quedé allí como coadjutor. Cuando nombraron al párroco como Vicario Episcopal me quedé yo en su lugar, allí estuve nueve años. Después marché a una parroquia de nueva creación en Benimaclet, San Maximiliano María Kolbe; allí estuve otros nueve o diez años. Como te decía, yo hice los estudios de teología, pero sin llegar a licenciarme; por eso soy Bachiller en Teología (1973). Fue una vez ordenado sacerdote, estando ya en la parroquia del Pilar cuando, en vez de continuar con la licenciatura de teología, empecé periodismo, estudios que terminé en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en 1978. Los estudios de periodismo los hacía mediante el sistema de tutorías, venían de Madrid a examinarnos. Yo entonces ganaba mil pesetas al mes como cura, lo que no me daba para los estudios. Pero logré colocarme en una emisora, Radio Peninsular, que era la comercial de Radio Nacional de España, esto gracias a don Eduardo Sancho, y allí ganaba unas doce mil pesetas mensuales, con lo que ya podía pagarme los estudios. El programa que yo hacía era “Hermana Radio” estaba de 17:00 a 18:00 horas -después empezaba el célebre consultorio de “Doña Elena Francis”-. Se trataba de un programa humano, aunque traté de incluir un matiz religioso, sobre todo los sábados que es cuando yo intervenía con mi voz, haciendo el comentario del evangelio. Además de mi labor como párroco en el Pilar estudiaba periodismo y trabajaba en lo que te comentaba, y también en la agencia EFE, allí llevaba el departamento informativo religioso. Estando allí me ofrecieron quedarme fijo, pero con la condición de informar sobre deportes: Cómo iba yo a informar de deportes si no sé cómo es un  balón, si redondo o cuadrado… Claro, rechacé el ofrecimiento, porque no era lo mío. Además, ¡el fútbol me aburre! Después estuve en la cadena SER durante nueve años, haciendo un programa de quince minutos, llamado “La familia es noticia”, antes de José Mª García que estaba entonces. Fueron años muy intensos… Estando en esto es cuando me enviaron a Madrid para hacer un programa de televisión, “Pueblo de Dios”, pero éste no llegó a realizarse, y el obispo de los medios me envió a dirigir una revista de información religiosa llamada “Vida Nueva”. A la vez que llevaba la revista como jefe de redacción junto con dos redactores más -el director sólo se encargaba del Editorial-, hacía un programa semanal de debate y tertulia en la COPE llamado “El espejo de la sociedad”. Aquello fue una experiencia muy agradable, aprendiendo y trabajando mucho. En Madrid permanecí tres años. De regreso a Valencia me destinaron a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles en el Cabañal. Pero a la vez que párroco continué con la radio, y no sólo continué sino que junto con otro sacerdote creé una emisora libre, “Radio Luz”, de la que fui director durante quince años… Teníamos unas veinte horas de programación, era un equipo grande de muchas personas, todos voluntarios; de allí salieron muchos profesionales, pues hacían prácticas los estudiantes de periodismo del CEU San Pablo. Era una emisora alegal, no incumplíamos ninguna ley, sólo que tampoco estaba tipificada; el obispado nos pagaba el alquiler de los locales, que estaban en Barón de Cárcer y la antena en el barrio de la Coma, una buena ubicación, con gran cobertura… En la actualidad y desde 2003 soy párroco de Santa María del Mar en Valencia>.

Don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), durante la entrevista en el despacho de su casa de Torrebaja (Valencia), 2014.


En otro tiempo los curas pasaban muchos años en cada parroquia, conocían a la gente, sus vinculaciones familiares, problemas y particularidades. Hoy día están un tiempo tasado, hasta el punto de que apenas les da tiempo de aprender los nombres de los feligreses...
  • <Cierto que los sacerdotes de la zona del Rincón de Ademuz están poco tiempo. Como zona rural que es, aquí se desgastan fácilmente. Sin embargo no están con esta limitación de tiempo los sacerdotes en otras parroquias. Como te decía, en Nuestra Señora de los Ángeles del Cabañal  estuve una docena de años, y ya va casi por trece que estoy en Santa María del Mar. ¡También es cierto que muchos años en un pueblo puede romperle la vida a un sacerdote!>.

Tocante a la reflexión anterior, ¿qué tipo de sacerdotes crees tú que necesita la sociedad actual, en particular los pueblos del Rincón de Ademuz o zonas rurales semejantes, con poblaciones dispersas, muchos ancianos y escasa población?
  • <Lo que se necesita en estos pueblos son curas jóvenes muy dinámicos para afrontar la soledad de estas zonas tan despobladas. Y sobre todo enamorados de Jesucristo y su Iglesia, sabiendo que no se pueden realizar grandes planes pastorales, sino vivir la profunda acogida de la gente que vive la dureza de las zonas rurales. En el orden personal, que tenga una profunda espiritualidad para poder afrontar muchas horas de soledad. La oración, tanto para un cura rural como urbano es el ancla de cualquier sacerdote. Su oración personal debe ser un momento de solaz y silencio en presencia de Dios. También es momento de palabras, palabras habladas en la manera que mejor nutra esta relación del sacerdote. La oración personal siempre enriquecerá la oración pública y viceversa>.

            Antonio, dime de tu afición a la escritura, ¿cómo fue empezar a escribir libros?
  • <Lo primero que empecé a escribir y publicar fueron poemas… Mi primer libro se publicó en Málaga (1968), por un tal Ángel Camarena, jefe del Servicio de Recaudación del Trigo, que tenía una editorial en Alicante, se interesó por el trabajo y lo publicó. También me publicaron algunos poemas en una revista mensual fundada y dirigida por Camilo José Cela, “Papeles de son Armadans” (1956-79). Después me publicaron otro libro en Barcelona (1968), otro en Niza (1970), otro en Palencia (1974), y así una larga lista…  Sí, también he escrito en periódicos, para ABC-Comunidad Valenciana, para Las Provincias, Levante-El Mercantil Valenciano, La Razón… Los de Las Provincias no quieren que escribas para otros periódicos, quieren exclusividad: ¿No lo habrás enviado a otros sitios…? - me decía el jefe de Opinión-. No, ahora escribo poco para los periódicos, alguna cosa puntual… Escribía sobre temas valencianos, noticias…, cualquier cosa, siempre con un punto de reflexión>.

            Según veo, has obtenido varios premios…
  • <Sí, fui Finalista del Premio Valencia de Literatura (1974), Premio “El Ciervo” (1976), Premio Internacional de Poesía “Guillermo Apollinaire” (1970) y el Premio de Periodismo de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación “Ramón Cunill” (1984-1986), y Premio Escritor Betania del Año (1999)>.

            También has tenido algunos cargos oficiales y actividad docente…
  • <Sí, también he tenido varios cargos eclesiales… Fui miembro del Consejo Editorial de "Saó" (Valencia, 1975-76), "Els Arcs" (Manises, 1978) y del Consejo Editorial de la "Biblioteca Básica Manisera" (Manises, 1984); miembro del Instituto Secular "Jesús Sacerdote" (1980); Consiliario Diocesano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), 1981-88; director de la Oficina de Prensa y después Secretario de la Delegación de Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Valencia (1984-88); Consiliario Nacional de las Mujeres Trabajadoras Cristianas (1988). En la actualidad soy Prior de la Semana Santa de las 32 cofradías de los Poblados Marítimos, y Delegado Diocesano de todas las Cofradías de Valencia. Y también fue profesor en la Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing (ESIC), donde impartía Doctrina social de la Iglesia. También soy miembro del consejo editorial de Edicep>.

            ¿Qué estás haciendo actualmente, preparas algún otro libro?
  • <Ahora estoy investigado sobre la vida de Santa Marina, copatrona de Torrebaja y titular de nuestra iglesia… A veces he visto que has escrito “Santa Marina de Jerusalén”, pero Santa Marina no tiene nada que ver con Jerusalén, ya que ella vivió en Líbano. Tampoco se trata de Santa Marina mártir, ésta es una santa de Galicia: la nuestra es Santa Marina Virgen, una santa del siglo IV que vivió en el monasterio maronita de Qannoubine, en el valle sagrado de Qadhisa, al norte del Líbano. En el sur de Italia también hay mucha devoción a esta santa, muchos pueblos la tienen como patrona… Lo que define a nuestra patrona es la iconografía: el hábito de monje, el Crucifijo que porta entre las manos y un niño a su lado –estos son sus principales atributos->.

            Se dice que corren malos tiempos para la mística, ¿qué opinas tu, crees que la gente tiene necesidad de Dios?
  • <Bueno, se ha dicho que el siglo XXI será místico (religioso) o no será… No sé, pero sí creo que el hombre tiene hambre, necesidad de espiritualidad, de Dios… Es cierto que hay pocas vocaciones, porque en este tiempo el materialismo domina, falta esa coherencia de solidaridad con los demás. No, la falta de vocaciones no es porque los curas no nos casemos, porque entre los protestantes, que sí se casan, ocurre igual. El problema de fondo es religioso, de espiritualidad y cambio en los valores que han oscurecido a Dios. Hoy las vocaciones se dan entre los movimientos neocatecumenales y en los países llamados del tercer mundo… Pero yo veo el futuro de la Iglesia con mucha esperanza, hay muchos jóvenes que se acercan a la Iglesia, aunque las iglesias se hallen vacías de gente joven. Pasa que a veces se ve la Iglesia como una empresa y entonces nos caemos con todo el equipo, porque no es una empresa… En el Evangelio se habla del grano de trigo que germina y crece, pues la labor de la Iglesia es sembrar, sembrar, sembrar… La historia de la Iglesia es muy larga y ha tenido muchos altibajos, pero como tal permanecerá, eso entendemos los creyentes, porque la guía el Espíritu Santo. No, la Iglesia y sus ritos no es algo aburrido, los aburridos somos nosotros…>


¿Cuál es o debería ser la misión esencial de la Iglesia Católica en el mundo?
  • <Nacida del amor del Padre Eterno, fundada en el tiempo por Cristo Redentor, reunida en el Espíritu Santo, la Iglesia tiene una finalidad escatológica y de salvación, que sólo en el mundo futuro podrá alcanzar plenamente. Pero aterricemos; está presente ya aquí en la tierra, formada por hombres, es decir, por miembros de la ciudad terrena que tienen la vocación de formar en la propia historia del género humano la familia de los hijos de Dios, que ha de ir aumentando sin cesar hasta la venida del Señor. La Iglesia entidad social visible y comunidad espiritual, avanza juntamente con toda la humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo, y su razón de ser es actuar como fermento y como alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios>.


¿Qué opinas respecto a que la Iglesia se pronuncie sobre asuntos políticos, sociales, científicos o de otro tipo, que aparentemente no son de su incumbencia?
  • <Nada de lo humano le resulta ajeno a la Iglesia, pero en ciertos temas ella no tiene la última palabra. La sociedad es el lugar que construimos los hombres interactuando los unos con los otros y en la cual, por sorprendente intercambio, nos construimos (realizamos) a nosotros mismos como seres humanos, hijos adoptivos de Dios. Esta sociedad en sí misma, formada por hombres que interactúan mediante la familia, los grupos, el trabajo, las relaciones económicas, políticas, las expresiones culturales, las relaciones con la naturaleza..., es el espacio inevitable en el cual la generalidad nos jugamos la Salvación, y en el cual el propio Hijo de Dios quiso poner su tienda y edificar su Iglesia. Por eso las cuestiones sociales no constituyen para la Iglesia un ámbito meramente secular y mundano, extraño al mensaje de Salvación que Jesucristo confió a los Apóstoles, sino todo lo contrario, justamente por ser recinto en el cual interactúan, sueñan, construyen y se realizan los hombres, es lugar adecuado. Evangelizar el ámbito social significa infundir en el corazón de los hombres la carga de significado y de liberación. La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para esclarecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina. Es decir, la Iglesia no se hace cargo de la vida en sociedad bajo todos sus aspectos, sino con su competencia propia, que es la del anuncio de Cristo Redentor y que éste ilumine todas las dimensiones vitales>.


Hay personas que se declaran católicas, pero por distintas razones recelan de los curas, especialmente de la jerarquía eclesiástica... ¿Qué les dirías a los escépticos, recelosos y suspicaces?
  • <Se trata de una inadecuada experiencia eclesial. También de una mala formación en la doctrina cristiana básica. También aquí hemos tenido la culpa nosotros los curas: Una palabra desafortunada, una acción escandalosa, o un estilo de vida antievangélico. Ahora se trata de restituir el hombre a sí mismo, a su alta dignidad. Hay que volver a considerar el carácter sagrado del hombre y al mismo tiempo decir con fuerza que es sólo en la relación con Dios, en el descubrimiento y la adhesión a su vocación, que el hombre puede alcanzar su verdadera estatura. La Iglesia, con su Jerarquía (sacerdotes y obispos) a quien Cristo confió su Palabra y sus Sacramentos, custodia la mayor esperanza, la posibilidad más auténtica de realización para el hombre, en cualquier latitud y en cualquier momento. Debemos ir con valentía al encuentro de todos, sin esperar a que sean los otros los que vengan a buscarnos No se debe tener miedo de anunciar a Cristo, con respeto y honestidad. Ésta es la tarea de la Iglesia, ésta es la tarea de todos los cristianos: Servir al hombre buscándolo por los meandros sociales y espirituales más ocultos>.

La pregunta del millón que muchos nos hacemos o nos hemos hecho en algún momento, ¿por qué Dios permite el mal en el mundo?
  • <Debo decir que no es una pregunta infrecuente. Es una pregunta que toca el misterio del dolor. ¿Cómo deberá ser la respuesta que llene el vacío del dolor humano, resuelva el problema de la omnipotencia divina y cierre la pregunta sobre el sufrimiento inocente? ¡Cuánta impotencia, Señor! Amparados en la fe de la Iglesia creo que no debemos tener miedo a esbozar una respuesta. Sin embargo, vale la pena tener presente que será una respuesta distinta, de esas que no responden según las expectativas de inmediatez y concreción de nuestro mundo moderno, sino una respuesta que nos señale un camino para ser recorrido con humildad. No creo que haya otro modo. Si la pregunta toca el misterio de la existencia humana, la respuesta tendrá que implicar un itinerario hacia esas profundidades. Nosotros querríamos ciertamente una omnipotencia divina según nuestros esquemas mentales y nuestros deseos: un Dios «omnipotente» que resuelva los problemas, que intervenga para evitarnos las dificultades, que venza los poderes adversos, que cambie el curso de los acontecimientos y anule el dolor. Así, diversos teólogos dicen hoy que Dios no puede ser omnipotente; de otro modo no habría tanto sufrimiento, tanto mal en el mundo. En realidad, ante el mal y el sufrimiento, para muchos, para nosotros, se hace problemático, difícil, creer en un Dios Padre y creerle omnipotente; algunos buscan refugio en ídolos, cediendo a la tentación de encontrar respuesta en una presunta omnipotencia «mágica» y en sus ilusorias promesas. Pero la fe en Dios omnipotente nos impulsa a recorrer senderos bien distintos: aprender a conocer que el pensamiento de Dios es diferente del nuestro, que los caminos de Dios son otros respecto a los nuestros y también su omnipotencia es distinta: no se expresa como fuerza automática o arbitraria, sino que se caracteriza por una libertad amorosa y paterna. En realidad, Dios, creando criaturas libres, dando libertad, renunció a una parte de su poder, dejando el poder de nuestra libertad. De esta forma Él ama y respeta la respuesta libre de amor a su llamada>.

Sigue exponiendo:
  • <Como Padre, Dios desea que nos convirtamos en sus hijos y vivamos como tales en su Hijo, en comunión, en plena familiaridad con Él. Su omnipotencia no se expresa en la violencia, no se expresa en la destrucción de cada poder adverso, como nosotros deseamos, sino que se expresa en el amor, en la misericordia, en el perdón, en la aceptación de nuestra libertad y en el incansable llamamiento a la conversión del corazón, en una actitud sólo aparentemente débil. Dios parece débil, si pensamos en Jesucristo que ora, que se deja matar. Una actitud aparentemente débil, hecha de paciencia, de mansedumbre y de amor, demuestra que éste es el verdadero modo de ser poderoso. ¡Este es el poder de Dios! ¡Y este poder vencerá! El sabio del Libro de la Sabiduría se dirige así a Dios: «Te compadeces de todos, porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres... Tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amigo de la vida». Sólo quien es verdaderamente poderoso puede soportar el mal y mostrarse compasivo; sólo quien es verdaderamente poderoso puede ejercer plenamente la fuerza del amor. Y Dios, a quien pertenecen todas las cosas porque todo ha sido hecho por Él, revela su fuerza amando todo y a todos, en una paciente espera de la conversión de nosotros, los hombres, a quienes desea tener como hijos. Dios espera nuestra conversión. El amor omnipotente de Dios no conoce límites; tanto que «no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros». La omnipotencia del amor no es la del poder del mundo, sino la del don total, y Jesús, el Hijo de Dios, revela al mundo la verdadera omnipotencia del Padre dando la vida por nosotros, pecadores. He aquí el verdadero, auténtico y perfecto poder divino: Responder al mal no con el mal, sino con el bien; a los insultos con el perdón; al odio homicida con el amor que hace vivir. Entonces el mal verdaderamente está vencido, porque lo ha lavado el amor de Dios; entonces la muerte ha sido derrotada definitivamente, porque se ha transformado en don de la vida. Dios Padre resucita al Hijo: la muerte, la gran enemiga, es engullida y privada de su veneno, y nosotros, liberados del pecado, podemos acceder a nuestra realidad de hijos de Dios>.

A tu entender, ¿cuál crees que es la esencia del cristianismo?
  • <La esencia es una persona: Jesucristo. Aquél que es verdaderamente omnipotente, creador del universo y Dios invisible, Él mismo hizo bajar de los cielos su Verdad y su Palabra santa e incomprensible y la aposentó en los hombres y sólidamente la asentó, la encarnó, en sus corazones. Esto es la esencia; desde aquí parte todo>.

¿Cómo debería ser el cristiano del siglo XXI, con relación al del pasado siglo? ¿O acaso los cristianos deben ser siempre iguales, con independencia del momento histórico?
  • <En el mundo turbulento y confuso que nos ha tocado vivir se necesitan cristianos con un gran entusiasmo. Hombres y mujeres que hayan optado (optado es una opción personal, no una herencia) por Jesucristo y su Iglesia. Que las personas que nos conocen y saben que somos cristianos, ¿estarían dispuestos a ser también ellos cristianos al ver cómo vivimos nosotros nuestra fe? Si la apertura de las demás personas dependiera del testimonio de mi propia vida ¿Se convertirían en cristianos? Elegir a Jesucristo es una opción que vale la pena seguir. Jesucristo un “modelo de vida”. Él es el Camino que nos mantiene en el bien; la Verdad que nos permite amarnos a sí mismos sin necesidad de mentir sobre quienes somos en realidad; y la Vida en abundancia que no tememos hacer frente a las situaciones dolorosas porque conocen a Aquel en quien hemos puesto nuestra confianza. Los que intentamos seguir a Jesús, e incluso los que muchas veces creemos haber elegido el camino correcto, podemos caer en la tentación de dejarnos absorber por otros criterios que no son los evangélicos. Por eso es bueno dejarnos cuestionar por Jesús a fin de conocer la motivación que nos lleva a seguirlo. Corremos muchas veces el peligro de convertir a Jesús en el “curandero” de la cuadra. ¡En el fundador de la nueva espiritualidad del ¡“llame ya!”. Puede suceder que aun siguiendo a Jesús, nuestras motivaciones no estén del todo ordenadas. Y entonces es bien lícito preguntarnos ¿Por qué seguimos a Jesús? Decimos a menudo que es difícil seguirlo, cuando nos encontramos con personas o situaciones en las que se nos hace difícil ser cristianos, pero la mayor dificultad no está en los demás, ni en las situaciones que vivimos, sino en nosotros mismos, porque a veces no somos capaces de poner a cada situación y a cada persona en el lugar que les corresponde en nuestra vida>.


En Discurso a Diogneto (IV-4) se dice [Los cristianos] “Habitan en sus propias patrias, pero como extranjeros; participan en todo como los ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña les es patria, y toda patria les es extraña”. En este momento histórico en que Europa (y España en particular) padece serios problemas de nacionalismo, y el complejo problema de la emigración...

¿Cómo interpretas la reflexión del párrafo anterior?
  • <"Para decirlo brevemente, lo que es el alma al cuerpo, eso son los cristianos en el mundo. El alma está esparcida por todos los miembros del cuerpo, cristianos hay por todas las ciudades del mundo. Habita el alma en el cuerpo, pero no procede del cuerpo: los cristianos habitan en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel, cuerpo visible; así los cristianos son conocidos como quienes viven en el mundo, pero su religión sigue siendo invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido agravio alguno de ella, porque no le deja gozar de los placeres; a los cristianos los aborrece el mundo, sin haber recibido agravio de ellos, porque renuncian a los placeres. El alma ama a la carne y a los miembros que la aborrecen, y los cristianos aman también a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero ella es la que mantiene unido al cuerpo; así los cristianos están presos en el mundo, como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; así los cristianos viven como de paso en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción en los cielos. El alma, maltratada en comidas y bebidas, se mejora; lo mismo los cristianos, amenazados de muerte cada día, se multiplican más y más. Tal es el puesto que Dios les señaló y no les es lícito desertar de él">.

La respuesta del entrevistado corresponde al propio texto apologético citado (III, 3), donde se dice de los cristianos en el mundo.

Según algunos, Europa (y España) se está descristianizando, mientras el Islam se radicaliza, ¿qué consecuencias puede traer esta situación a occidente?
  • <No perdamos la esperanza. En el siglo IV el norte de África era un hervidero de vida cristiana. Hoy se pueden contar el número de seguidores de Jesucristo. No podemos contemplar la Iglesia desde una óptica predominantemente europea, un presente y todavía más un futuro de “minorías creativas” en medio del desierto de la secularización y descristianización. La Iglesia tiene mucho futuro en América Latina, por ejemplo; no obstante y a pesar de todas sus deficiencias en nuestra patria, sigue siendo pueblo de Dios entre los pueblos, no sólo en su autoconciencia teológica sino también en su consistencia histórica, social y cultural. No es por casualidad que el pontificado del Papa Francisco privilegie esa imagen conciliar de la Iglesia como pueblo de Dios en camino y destaque el tesoro de la religiosidad popular arraigo, reserva y potencial de la fe de nuestros pueblos, y urja a los pastores a una compenetración de caridad, misericordia y anuncio respecto a los sufrimientos y esperanzas de nuestros pueblos>.

            Concluyendo nuestra conversación, ¿has tenido una vida satisfactoria como sacerdote?
  • <Por supuesto, he sido muy feliz, soy un hombre feliz y si volviera a nacer y se dieran las mismas circunstancias probablemente volvería a ser cura… Es cierto, me lo han dicho muchas veces: Cuando subes al altar a celebrar te transformas, pareces otra persona… Y es que cuando hago una misa lo hago como si estuviera celebrando la primera y la última, porque para mí es algo muy serio. ¡Vivo la Misa, de ahí que lo haga con pasión! Claro que puede decirse que soy un individuo multifacético, porque he hecho muchas cosas y tengo muchas aristas, caras o frentes… Pero en realidad todo lo que he hecho ha estado encaminado a lo mismo, anunciar a Cristo, porque el centro de mi vida ha sido y es Cristo. Sí, estoy con las nuevas tecnologías… Tengo un blog que llamo “Cuando el camino quiebra”, en el que trato asuntos de tema religioso, oraciones y demás>.

            Y ya para terminar, ¿cómo ves tu futuro, Antonio?
  • <Pues como el de la Iglesia, con esperanza… No, yo no soy una persona optimista, eso es una dimensión humana, aunque perfectamente válida; como creyente soy más bien esperanzado, que incluye un significado espiritual y religioso… Claro, el Espíritu Santo proveerá, ¡pero a nosotros nos toca trabajar! No, de momento no me jubilo, aunque ya soy pensionista. Los curas nos jubilamos cuando podemos, no cuando queremos: ¡No estamos para jubilar curas! Hace unos días leí el nombramiento del nuevo cura de Ademuz, ¡es el que tiene más parroquias de la Diócesis!, claro, porque muchas aldeas son parroquias, aunque viendo el censo hagan pocos vecinos… Hablando con don Carlos –se refiere al señor Arzobispo de Valencia, don Carlos Osoro Sierra- comentaba que aquí no quiere mandar curas muy jóvenes, porque esto es muy duro, por la dispersión de las parroquias, por la soledad en que se ven… Esta es una zona difícil: ¡Sin un plan de trabajo y de vida serio y ordenado un cura puede morirse! Aquí los curas se encuentran muy solos, por mucho que la gente les ayude y colabore. Ello puede hacer que se desanimen, lo dejen todo y se marchen… Sí, yo también estoy solo, pero tengo mucha experiencia y me organizo perfectamente en mi vida diaria, además de que siempre he estado muy ocupado. Me apaño en la cocina, aprendí en los campamentos para niños que hacíamos en la parroquia. Pero cuando falleció mi madre noté mucho este aspecto; pues una madre, una mujer en la casa lo es todo. No, hoy los curas no pueden tener casera como antaño, porque el sueldo no da para tanto… De la limpieza de mi casa y del lavado de la ropa se encarga mi familia, mis hermanos y cuñadas: Eso es motivo para comer o cenar juntos y vernos todas las semanas, pero no podría tener una persona que me hiciera estos trabajos… -termina diciendo-.

Don Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), durante la entrevista en el despacho de su casa de Torrebaja (Valencia), 2014.


A modo de epílogo.
            
Concluida la conversación don Antonio posa en su mesa de trabajo y ante su biblioteca para unas fotos. No quiere que le retrate de cuerpo entero, porque va en pantalón corto. Ha sido una reunión amable y provechosa. Mi entrevistado es una persona jovial, espontánea, abierta, cercana... Al menor indicio su rostro se ilumina con una sonrisa amplia, generosa. ¡Sonreír no cuesta dineros y siempre abre puertas!


Decía al principio que le conozco de toda la vida, aunque mi conocimiento de su realidad se ha enriquecido, hasta el punto de parecerme otra persona, pues me he dado cuenta que eran muchas las cosas que desconocía de su peripecia vital, y quehacer. La anécdota que contaba en la introducción, conforme “No hay nada malo en leer estas revistas (del corazón), el problema está en leer sólo este tipo de publicaciones” creo que resume en parte su idiosincrasia. Hay que tocar muchas teclas para que la música de la vida suene con armonía... No en vano cabe hacer uso de los talentos que nos han sido conferidos. Don Antonio Díaz Tortajada, sacerdote, escritor y periodista natural del Rincón de Ademuz demuestra con su labor haber hecho buen uso de ellos: el ejemplo de su vida y obra constituyen el mejor legado.
            

Por mi parte no tengo más que agradecerle la posibilidad de esta entrevista, que no tiene más pretensión que la de darle a conocer entre nuestros coterráneos. Es indiscutible que todos le conocen y saben de sus carismas; sin embargo, como él mismo ha escrito: No hay nada tan peligroso como lo obvio, aquello en lo que todo el mundo está de acuerdo... Gracias por el regalo de tu amistad, de la que me honro. Y por favor, ¡sigue escribiendo y no dejes nunca de sonreír! Vale.




BIBLIOGRAFÍA ACTUALIZADA DEL AUTOR

Reseña bibliográfica actualizada de Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947).

TÍTULO

LUGAR PUBLICACIÓN

AÑO

Nosotros, los enfermos

Málaga

1968

Hablando a los hombres

Barcelona

1968

En mundo de hoy no cree en nada

Niza (Francia)

1970

Poemas perdidos

Palencia

1974

«Apuntes sobre los adolescentes ante la confesión»

-

1974

Verde Yerba

Barcelona

1976

«Visitante temporal: Reportaje»,

-

1976

Antologazo en Nueva poesía castellana

Bilbao

1979

Evangelización, lenguaje y cultura

Madrid

1983

Creí por eso he hablado

Madrid

1984

Elegidos para predicar el Evangelio de Dios: hacia la identidad del Instituto paulino "Jesús Sacerdote"

Madrid

1984

Llamados para el testimonio

Valencia

1988

Me encanta mi heredad

Valencia

1989

«Martirio, plenitud de un servicio: Hnas. Terciarias Capuchinas»

Madrid

ca.1990

Juan Pablo II cree en los jóvenes

Valencia

1990

Fermento en el mundo

Valencia

1991

El camino de la Cruz

Valencia

1991

Novena al Santísimo Cristo del Salvador

Valencia

1992

Arriesgar la palabra

Valencia

1993

El silencio de Dios: itinerario espiritual

Valencia

1993

Plegarias

Valencia

1994

La plegaria del Rosario

Valencia

1995

Salmos: introducción

Valencia

1996

El hombre de la cruz

Valencia

1997

Vivir lo que esperamos

Valencia

1997

Cristo, ¿qué Cristo?

Valencia

1997

La Pepica (1898-1998)

Valencia

1998

La cena que enamora

Valencia

1998

La búsqueda de Dios Padre

Valencia

1998

Santa María de cada día

Valencia

1998

José Miralles: un padre, un esposo, un amigo

Valencia

1999

Via Crucis del hombre de Dios

Valencia

2000

Vía lucis: del sepulcro a la misión

Valencia

2000

Háblame de Jesús: carta a una niña

Valencia

2001

El jaquetón. Conversaciones con Juan Burriel

Valencia

2001

Cartas a un cofrade: historia de la hermandad del Santísimo Ecce Homo, 1926-2001

Valencia

2001

Testamento de Jesús desde la cruz

Valencia

2002

Variaciones sobre el Génesis

Valencia

2004

La Semana Santa Marinera de Valencia y sus carteles

Valencia

2009

Seguir los pasos de Cristo-Vía Crucis

Valencia

2011

La pasión de santa Marina, el Monje

Valencia

2017

El evangelio en la calle

Alicante

2018

Plegarias para caminantes

Valencia

2018

Rastreando tu nombre

Madrid

2018

Plegarias desde el vacío interior

Bilbao

2019

Religiosidad popular, atrio de los gentiles

Almería

2021

Elaboración propia (2021).




[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. De las escuelas y maestros del Rincón de Ademuz en otro tiempo, del miércoles 15 de febrero de 2012.
[2] Vicente Vilar David. (2012, 12 de octubre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 08:09, agosto 6, 2014.
[3] Juan Antonio Reig Pla. (2014, 3 de abril). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 08:12, agosto 6, 2014.

1 comentario:

Mani dijo...

Ahora conocemos, mucho mejor, al nuestro párroco. Un recorrido por su vida, su trabajo y su forma de ser. Gracias desde el Grao de Valencia.